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Los ministros de Agricultura de la CE aprueban la plena integración del campo español a partir de 1993

Lluís Bassets

España quedará plenamente integrada en el Mercado único agrario el próximo 1 de enero de 1993, tras la aprobación ayer por el Consejo de Ministros de los Doce del acortamiento del periodo transitorio para la plena incorporación de toda la agricultura española en la Comunidad Europea, prevista en principio para el 1 de enero de 1995. Solamente seis productos hortofrotículas (fresa, melón, albaricoque, tomate, melocotón y alcachofa) contarán todavía en enero con limitaciones a la exportación, que serán objeto de control administrativo en vez del aduanero en frontera.

A la buena noticia que significa la plena integración al Mercado único agrario se suma una mala: Portugal no adelanta su periodo transitorio y mantendrá el control aduanero en frontera hasta que no consiga compensaciones suficientes. Los ministros de Agricultura de los Doce, dirigidos por su homólogo y presidente en ejercicio de la CE, John Gummer, realizaron una proeza sólo parangonable a la conseguida por sus mayores en Edimburgo. En tres días y medio cerraron con un acuerdo político global las 18 cuestiones pendientes que significan la culminación, en sus grandes líneas, del trabajo legislativo para la apertura de las fronteras de la CE el próximo 1 de enero. La técnica utilizada fue la misma que en la capital escocesa: vincular la aprobación de todos los temas.

El ministro español, Pedro Solbes, manifestó "su enorme satisfacción" por el acuerdo y aseguró que "cierra con broche de oro la responsabilidad como comisario de Agricultura de Ray MacSharry y el semestre de la presidencia británica de la CE". "España pasa a ser un país más, plenamente integrado, en el sector agrario de la CE", añadió.

El Acta de Adhesión de España a la CE preveía un régimen de adaptación de siete años para el conjunto de la agricultura española, pero para los sectores de frutas y hortalizas y para las materias grasas prolongaba el régimen tres años más. España ha estado negociando el acortamiento con la Comisión, desde hace más de un año, con el objetivo de hacer coincidir la fecha del 1 de enero de 1993 con la integración plena de la agricultura española.

El acortamiento implica la eliminación de los derechos de aduana residuales, la igualación de precios y la eliminación de los precios de oferta de frutas y hortalizas. Se mantiene el llamado Mecanismo Complementarlo de Intercambio para los seis productos hortofrutícolas mencionados, que se hallarán a todos los efectos sometidos al régimen transitorio y pueden implicar multas equivalentes al doble del precio de la mercancía si se producen transgresiones, pero los controles serán efectuados por las autoridades administrativas y no so, producirán en las fronteras. Las compensaciones calculadas por la Comisión Europea para sufragar el adelanto del régimen transitorio se calculaban globalmente en 60 millones de ecus (8.400 millones de pesetas) para los sectores de la agricultura española y portuguesa.

Contencioso

El paquete agrario cerrado ayer en Bruselas incluye uno de los contenciosos que amenazaba con enturbiar el Mercado Común, como era el problema de la importación de bananas originarias de la zona dólar, mucho más baratas que los plátanos canarios, que suponen el 50% de la producción comunitaria y de los territorios de ultramar británicos y franceses (350 ecus contra 730 ecus por tonelada; es decir, 49.000 contra 102.200 pesetas).

Alemania se había empeñado en mantener la importación libre de un producto que podía terminar arrasando el mercado del plátano europeo. Los ministros acordaron un régimen de aranceles muy bajos (100 ecus -14.000 pesetas- por tonelada) sobre los dos primeros millones de toneladas de bananas importadas, junto con un sistema de ayudas a los productores de la CE. La nueva Organización Común de Mercado (UMC) del plátano entrará en vigor el 1 de julio de 1993.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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