Indonesia y Portugal discuten sobre Timor Este en la ONU

Portugal e Indonesia vuelven hoy a discutir la situación en Timor Este bajo los auspicios del secretario general de las Naciones Unidas, Butros Gali. El ministro de Asuntos Exteriores indonesio, Alí Alatas, afirmó sin embargo que la resistencia en la antigua colonia portuguesa había acabado con la captura, del líder guerrillero Xanana Gusmâo.

Los dos países están sin relaciones diplomáticas desde que tropas indonesias invadieron Timor en 1975, y que Portugal encargara a las Naciones Unidas llevar a buen fin el proceso de descolonización de este territorio, obligando a Indonesia a respetar el derecho a la autodeterminación de sus 800.000 habitantes.Para la mayoría de la comunidad internacional, sensible al peso económico (petróleo) y estratégico de Indonesia, el problema de Timor, ha dejado de pertenecer al ámbito del derecho intemacional para situarse sólo en el de los derechos humanos.

El año pasado sin embargo, la matanza del cementerio de Santa Cruz en Dili, la capital del territorio, en que tropas indonesias dispararon contra civiles desarmados matando a más de un centenar de jóvenes, fue presenciada por periodistas norteamericanos. Las imágenes que éstos hicieron llegar a las pantallas de televisión de todo el mundo conmovieron a la Casa Blanca. y provocaron reacciones de indignación en las Naciones Unidas.

Dos semanas antes del encuentro de hoy, Yakarta consiguió recuperar el terreno perdido al capturar al líder de la resistencia armada en Timor, Xanana Gusmâo. El dirigente guerrillero se ha convirtido en un carta pro pagandística para el Gobierno, que divulgó ya tres entrevistas del preso, en las que exhorta a sus compañeros de lucha a entregarse para evitarle "mayores padecimientos al pueblo". En sus declaraciones, Gusmâo rechaza la mediación de Portugal o del Vaticano para conseguir su libertad.

En su primera aparición pública después de su encarcelamiento, Gusmâo estaba visiblemente abatido, y su aspecto parecía confirmar las acusaciones de tortura física y psicológica lanzadas contra las autoridades indonesias por los representantes de la resistencia en el exterior. Yakarta decidió entonces cambiar de estrategia y autorizar a un periodista de la televisión privada portuguesa a entrevistar al ex líder guerrillero. Éste reiteró sus afirmaciones anteriores, y este nuevo golpe desmoralizó profundamente a los que apoyan la resistencia en el exterior.

El canciller portugués, sin embargo, espera que la manipulación descarada de un preso político torturado provocará en el mundo el mismo sobresalto que las imágenes de los pilotos americanos capturados por Sadam Husein y exhibidos por la televisión iraqui.

Según Yakarta, los guerrilleros que aún resisten en el interior montañoso de la isla no son más que algunas decenas, y varios se han rendido después del encarcelamiento de su jefe. La mayoría de los observadores piensa que la suerte de Timor Este depende ahora, más que nunca, de las garantías que Portugal y los países occidentales que lo apoyan conseguirán de Yakarta en la mesa de negociaciones.

Una salida honrosa sería una forma de autonomía que respetara las diferencias culturales y religiosas de los habitantes de la ex colonia portuguesa, donde, según fuentes católicas y de organizaciones no gubernamentales, entre un cuarto y un tercio de la población pereció después de la ocupación indonesia.