La OTAN estudia el empleo de la fuerza militar en la crisis de Bosnia

Los ministros de Defensa de la OTAN, reunidos ayer en Bruselas, estudiaron nuevas medidas, incluido el recurso a la fuerza militar, para frenar el rápido deterioro de la situación bélica en Bosnia-Herzegovina. Los ministros insistieron, sin embargo, en sus reservas a una intervención militar contra Serbia, pese a que reconocieron el creciente peligro de una extensión de esta guerra a otros países de los Balcanes.

La reacción de los ministros de Defensa de la Alianza se produce tras un fuerte incremento de la presión en favor de una intervención militar contra las fuerzas serbias y el régimen de Belgrado considerados como principales responsables de la guerra.En este sentido se han pronunciado en los últimos días relevantes personalidades occidentales tales como el ex secretario de Estado norteamericano George Shultz, el primer ministro holandés Rudd Lubbers y el jefe del Estado Mayor francés, el almirante Jacques Lanxade. Éste declaró que "la situación se ha de gradado de tal manera que o se utiliza la fuerza o se retiran las tropas" de cascos azules desplegados en Bosnia-Herzegovina.

El Consejo de Seguridad de la ONU emitió ayer un duro comunicado en el que condena la nuevas ofensivas serbias, exige su fin inmediato y advierte que "de continuar estas acciones, el Consejo de Seguridad habrá de tomar nuevas medidas contra aquellos que las cometen". El secretario de Defensa norteamericano, Dick Cheney, reconoció ayer en Bruselas que la presión en favor de la intervención arma da contra Serbia ha crecido, pero reiteró su negativa al despliegue de soldados norteamericanos en los Balcanes en el marco de una operación de este tipo.

El general Vigleik Eide, presidente del comité militar de la OTAN explicó que "la parte militar [de la OTAN] está viendo cómo apoyar de la mejor forma posibles resoluciones futuras de las Naciones Unidas en cuestiones de cómo evitar la extensión del conflicto, imponer el respeto a las zonas de prohibición de vuelo y posiblemente la creación de zonas de salvaguarda" para la población civil.

El secretario general de la ONU, Butros Gali, recomendó ayer el despliegue de un batallón de 700 cascos azules en la república de Macedonia para intentar impedir que la guerra se extienda a esta república, aún no reconocida internacionalmente por el veto impuesto al respecto por Grecia a la CE. En su informe al Consejo de Seguridad, Gali pide, asimismo, el envío de 35 observadores militares. Este dispositivo sería desplegado en Macedonia antes del 20 de febrero.

Mientras, en Atenas se celebró ayer una manifestación multitudinaria en contra del reconocimiento de Macedonia. La opinión pública griega se ha movilizado bajo dirección de su Gobierno para impedir tal reconocimiento. Según Atenas, con este nombre, Skopie defiende futuras pretensiones sobre la región septentrional griega llamada también Macedonia. En la capital griega se produjo un violento incidente al atacar grupos ultranacionalistas a dos miembros de la minoría eslavo-macedonia, acusados de incitación a la división nacional.