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La clase política alemana pasa a la ofensiva contra la violencia neonazi

La clase política alemana realizó ayer una autocrítica colectiva sobre su propia actuación durante los últimos tiempos frente a la ola de violencia neonazi. Empezando por el canciller Helmut Kohl, que habló del "terrorífico" aumento de la violencia, hasta el socialdemócrata Oskar Lafontaine, que indicó que el país necesita "un concepto republicano de nación" que supere al de la "familia de sangre alemana", la sesión de ayer del Bundestag, el Parlamento, supuso un cambio radical con el tono confuso que hasta ahora rodeaba el problema.

Paralelamente, el Gobierno prohibía ayer otro de los más notorios grupos neonazis, Alternativa Alemana (DA), dirigido por Frank Hübner, el más destacado de los nuevos líderes neonazis, considerado como el sucesor del fallecido Patrick Kühnen.DA tiene su sede en Cottbus, cerca de la frontera con Polonia en la antigua República Democrática Alemana (RDA), y cuenta con 350 miembros. Según el Ministerio del Interior "su programa tiene numerosas similitudes con los 25 puntos del programa del Partido Nazi de 1920" y persigue "fines anticonstitucionales de manera agresiva y violenta".

El grupo neonazi fue fundado en Bremen en 1989 por neonazis de la República Federal de Alemania, pero el grupúsculo experimentó su mayor desarrollo en la antigua RDA, después de que se produjese la reunificación alemana hace dos años.

DA es el segundo grupo neonazi que prohibe el Gobierno. El pasado 27 de noviembre, poco después del atentado que costó la vida a dos niñas y una mujer turca en la localidad de Mölln, se prohibió el Frente Nacional (NF). Asimismo, el jueves, el Gabinete decidió pedir al tribunal Constitucional que limite los derechos de reunión y expresión de dos líderes de extrema derecha: Heinz Reisz y Thomas Dienel.

Tabú roto

"No estamos aquí para pelearnos los unos con los otros, sino para tratar de encontrar una solución común", dijo en el Bundestag el jefe del grupo parlamentario democristiano Wolfgang Schäuble."Este es el momento de la autocrítica, seguir como si nada pasara es ya intolerable", añadió el socialdemócrata Wolfgang Thierse.

"Con el telón de fondo de la historia de este siglo, especialmente de la dictadura nacionalsocialista, nosotros los alemanes estamos llamados de manera especial a levantarnos contra cualquier tipo de violencia y a garantizar la dignidad humana", dijo Kohl.

El canciller no tuvo reparos en pintar la situación actual de los colores más dramáticos, calificándola de "terrorífica" y asegurando que "el potencial para la violencia está creciendo constantemente".

Lafontaine, por su parte, rompió ayer uno de los tabús más arraigados en Alemania, el concepto del volk (el pueblo alemán), que forma parte del ordenamiento constitucional y que el mismo definió como "la visión de la nación como una familia de todos los que tienen sangre alemana".

Para el político socialdemócrata, Alemania tiene que desarrollar "un concepto republicano de nación que provea de identidad a todos los ciudadanos". Si esto se consigue, dijo, "se le quitará una de las garras más venenosas al extremismo de derechas".

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