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La Orquesta Clásica de Madrid con su director titular Odón Alonso, ofreció ayer, dentro del ciclo de Cámara y Polifonía, un precioso e interesante programa. Un barroco infrecuente, el motete Silete venti, de Haendel, en el que lució su atractiva y bien coloreada voz, su buena afinación y adecuado estilo, la soprano Jenice Watson, estuvo precedido por el estreno de una obra nueva de Salvador Brotons: la Sinfonía número 3, fechada en septiembre de este mismo año y compuesta por encargo de la Orquesta Nacional.Reciente el éxito de Virtus, la sinfonía no hace sino afianzar el prestigio de Brotons, por la seguridad de escritura y la variada invención.
El Adagio es particularmente hermoso, y constituye, para mí,, el centro de gravedad emocional de toda la obra. Los clásicos y Odón Alonso la expusieron con meridiana claridad y certera asimilación, que valió muchos aplausos al autor y a sus intérpretes.
Ciclo de Cámara y Polifonía
Orquesta Clásica de Madrid. Director: O. Alonso. Solistas: J. Watson,E. Sánchez y A. Echeverría. Obras de Brotons, Haendel y Stravinski. Auditorio Nacional. Madrid, 8 de diciembre.
La segunda parte nos trajo una rara y lejana novedad: la versión completa, incluidas las partes cantadas, del Ballet Pulcinella, de Stravinski, basado en temas de Pergolesi y otros autores italianos de la época.
Cantaron muy bien la aludida soprano británica, Jenice Watson, Emilio Sánchez, y Alfonso Echeverría, quienes, en unión de los profesores de la orquesta, sirvieron a Alonso la versión viva, lírica e irónica que les demandaba.