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De las presas de Potosí al puente de Zempoala

González Tascón estudia él "choque brutal" de la ingeniería española en ultramar

El ingeniero de caminos Ignacio González Tascón, de 45 años, profesor de Estética de la Ingeniería en la Universidad de Granada y, desde hace seis meses, gerente del Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU), ha investigado el intercambio de conocimientos sobre ingeniería entre España y América entre los siglos XVI y XIX. La construcción de puentes es el ejemplo más definido de pervivencia tecnológica, en donde se unen el concepto de los pueblos indígenas y la técnica de los españoles, como explica en el libro Ingeniería española en ultramar, recientemente publicado por el CEHOPU en dos volúmenes.

Los incas construían puentes colgantes o de hamacas, con hilo de pita y basados en el trabajo a tracción; los españoles estaban acostumbrados desde los romanos a las bóvedas de cantería, pero la solidez no encajaba con los terremotos y las avenidas de los ríos. Del encuentro surgió una tecnología mixta, con una concepción indígena y nuevos materiales, al cambiarse la pita por tiras de cuero. González Tascón extiende los ejemplos de "sabiduría indígena" a la ingeniería hidráulica, con la metalurgia de la plata, y al empleo del caucho y las maderas, entre otros materiales."Los frailes, ingenieros militares y carpinteros que fueron a América en el siglo XVI se encontraron con una realidad material muy distinta y el choque fue brutal, del que surgen unas tecnologías que tienen componentes específicos", declara González Tascón, autor también de los ensayos Fábricas hidráulicas españolas; Memorias sobre las reales minas de Almadén y Descripción del Real Gabinete de Máquinas, los dos últimos en colaboración con Joaquín Fernández Pérez.

El desagüe de México

El gran acueducto de Zempoala; el desagüe de México, con un canal y un túnel de seis kilómetros; el canal de Vento, en La Habana, o el ingenio hidráulico de 20 presas y molinos de Potosí para el tratamiento de la plata son algunos de los testimonios que recorren la América colonial, hasta que en el siglo XIX, sobre todo en Cuba y Filipinas, entra la influencia técnica y de capital de ingleses y norteamericanos, con la construcción del ferrocarril, los faros y la industria del azúcar. Algunos puentes llegan a tener los estribos indígenas, el tablero español y los cables norte americanos, según González Tascón. "En los trabajos intervinieron esclavos, en número bajo; penados, sobre todo en obras urbanas, y pagando a los indios con dinero de la Corona, que financiaba con las multas, la sisa sobre la carne o el vino, e incluso con corridas de toros".Añade que las construcciones fueron posibles por la tecnología, conocida por los ingenieros españoles desde la época de Felipe II, que estuvo, abierta a todas las corrientes, sobre todo con la incorporación de los italianos a la ingeniería militar, de los holandeses en los ingenios hidráulicos y los españoles en la construcción de presas, como la de Tibi, en Alicante, que durante los siglos XVI y XVII fue la más alta del mundo. "En el gran trasvase de tecnologías tuvieron mucha importancia las órdenes religiosas, cuyos frailes regresan extendiendo los conocimientos a través del Caminó de Santiago, desde la mejora de las ferrerías a la extensión de la botánica, el tabaco, la patata o el cacao".

"Todo este patrimonio industrial y esta cultura material se ha maltratado, como ha ocurrido en España, salvo en Puerto Rico, que se han hecho reconstrucciones. Las aportaciones, sobre todo de Estados Unidos, se han dirigido a la investigación de las culturas prehispánicas, y la parte colonial está desamparada. España ha podido ayudar en menor medida hacia el patrimonio cultural, como iglesias o palacios, pero las obras de los ingenieros han estado muy descuidadas", señala González Tascón. Añade que este campo de estudio está "poco explorado y con muy buenos fondos documentales".

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