Echarse al monte
Rafael Frühbeck de Burgos se echó al monte y santa Cecilia le acompañó. La Sinfonía alpina no es precisamente un paseo, sino una escalada en toda regla, por efectivos instrumentales, complejidad y longitud. La Sinfónica de Madrid aceptó el reto y salió del foso, habitual para airearse por las cumbres.Diciéndolo sin rodeos, fue una versión estupenda. Frühbeck de Burgos se encuentra en un estado de particular madurez en su "ascensión" como director sinfónico. La experiencia continuada con grandes orquestas extranjeras ha sido magníficamente asimilada por el que fue director de la Orquesta Nacional de España.
A sus dotes constructivas y al control global de la partitura de Strauss añadió una especial matización en la acentuación y una capacidad para el detalle que, unido al dominio rítmico y dinámico, configuró un universo sonoro impregnado de atmósfera posromántica.
Concierto de Santa Cecilia 1992
J. Haydn: Sinfonía número 88 en sol mayor. R. Strauss: Sinfonía alpina. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Rafael Frühbeck de Burgos. Auditorio Nacional, 23 de noviembre.
La Sinfónica de Madrid se dejó llevar, respondiendo con soltura a las indicaciones del maestro. Así, sortearon glaciares, tormentas, nieblas y torrentes, para llegar a la cima y regresar con naturalidad y sin desfallecimientos.
Antes, Rafael Frühbeck de Burgos y la Orquesta Sinfónica de Madrid habían interpretado la Sinfonía número 88 de Haydn, con un sonido denso y moldeado, corpóreo pero sin renunciar a la agilidad y a algunos detalles virtuosistas. El éxito fue evidente.
Babelia
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