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Científicos británicos predicen un agujero de ozono también sobre el Ártico

Un agujero gigantesco en la capa de ozono sobre el hemisferio norte podría estar próximo, si se dobla la cantidad del gas anhídrido carbónico en la atmósfera, como es previsible que suceda el próximo siglo. El agujero sería comparable en profundidad al detectado cada primavera sobre la Antártida desde hace varios años. El riesgo de que suceda así ha sido detectado por científicos británicos mediante una simulación por ordenador.

Sin anhídrido carbónico la vida no existiría sobre la Tierra. Pero puede ser demasiado, y entonces se agrava el llamado efecto invernadero. Y como advierten John Austin y sus colegas de la Oficina Meteorológica del Reino Unido en la revista Nature, demasiado anhídrido carbónico, como el producido por la quema de combustibles fósiles en la era industrial, puede llevar a la destrucción de la capa de ozono, que protege a los habitantes terrestres de la peligrosa radiación ultravioleta procedente del sol.Austin y sus colegas han utilizado una complicada simulación por ordenador para hacer su predicción, pero su esencia se cuenta en pocas palabras.

El anhídrido carbónico es transparente a la luz ordinaria (por lo que no podemos verlo), pero absorbe el calor muy bien. La luz del sol atraviesa el anhídrido carbónico en la atmósfera para calentar la superficie terrestre. La tierra devuelve parte de esta radiación como calor. La mayor parte del calor se escapa al espacio, pero el anhídrido carbónico de la parte inferior de la atmósfera atrapa parte, como hace el cristal en un invernadero. El resultado es que existe un exceso de energía en la atmósfera, que se traduce en una climatología impredecible, tormentas e inundaciones.

Pero dado que el anhídrido carbónico atrapa el calor de la baja atmósfera, que de otra forma se escaparía, su aumento haría aumentar el efecto invernadero, y esto significa que las partes superiores de la atmósfera se enfriarían y se harían más calmas: lo suficientemente calmas como para permitir que se formaran nubes a gran altura. Éstas se formarían mejor sobre el Ártico, donde el aire es realmente frío. A medida que avanza la investigación sobre el agujero de, ozono, se ve que estas nubes, llamadas estratosféricas polares, juegan un papel importante en la destrucción del ozono, ya que proporcionan lugares convenientes para las muchas reacciones químicas implicadas en el proceso de destrucción.

Cuando empieza la destrucción del ozono es muy difícil que pare. El ozono mantiene caliente la atmósfera por la absorción de la luz ultravioleta procedente del sol. Sin el ozono, esta luz penetra hasta niveles inferiores y se enfría la atmósfera. Más frío significa más nubes estratosféricas, menos ozono, menos absorción, más enfriamiento, y así sucesivamente.

El ozono ahora es destruido por productos químicos fabricados por el hombre, especialmente los clorofluorocarbonos. Gracias a acuerdos internacionales para prohibir su uso y fabricación, es de esperar que disminuya su presencia en la atmósfera. Pero las concentraciones de anhídrido carbónico seguirán creciendo, previsiblemente.

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