Musulmanes y croatas intentan rechazar una ofensiva serbia sobre Travnik
Centenares de soldados croatas y musulmanes intentaban ayer desesperadamente, bajo fuego enemigo continuo, impedir que el frente de Turbe se desmoronara totalmente bajo la nueva e intensa ofensiva serbia. La caída de Turbe supone prácticamente la toma por las fuerzas serbias de la ciudad de Travnik, que se encuentra en el fondo de un profundo cañón abierto por el río Lasva y que no se puede defender desde el interior.Todos los hombres en edad de luchar fueron acuartelados ayer en las aldeas del valle meridional que se extiende entre Kiseljak y Travnik. Durante toda la mañana, bajo fuego artillero, camiones con soldados llegaban a Travnik , con mucho tráfico de coches que iban y venían del frente y refugiados, muchos de ciudades septentrionales ya en manos serbias, que se aprestaban a huir de nuevo. En carros tirados por caballos, y algunos más afortunados en automóviles, pero todos cargando aquellos enseres hogareños que aún poseen, partían una vez más, muchos sin destino conocido.
Ametralladoras pesadas montadas sobre camiones y las pocas piezas de artillería de que dispone en la zona la alianza bosnia de musulmanes y croatas llegaron ayer al mediodía a Travnik para intentar frenar lo que muchos allí ya consideran inevitable: la caída de esta vieja capital de la Bosnia turca. De no producirse un giro inesperado en esta batalla, algunos de los más ricos testimonios arquitectónicos legados por los turcos a los Balcanes tienen las horas contadas.
La toma de Travnik supone, además, que el frente de combate se acerque peligrosamente al cuartel general de las fuerzas británicas de la ONU, en Vitez, a sólo 10 kilómetros de la ciudad amenazada. El mando de las tropas británicas envió ayer dos vehículos blindados desde Vitez para observar la situación en la zona de los combates.
A lo largo de la carretera de Vitez a Travnik, las fuerzas croatas colocaron ayer algunas piezas de artillería pesada arrebatadas en su día al Ejército serbio-federal. En unas praderas cercanas, grupos de jóvenes campesinos recibían de mandos militares instrucciones de última hora antes de acudir a sus relevos en el frente.
Durante la noche del jueves al viernes, las continuas explosiones de las granadas iluminaban el cielo sobre el valle del Lasva desde tres direcciones, mostrando así a los habitantes de Busovaca y Vitez la amenaza a que ya se hallan expuestos sus hogares aún en pie. En el flanco suroriental del valle, en Tarcin, a una veintena de kilómetros de Sarajevo, las fuerzas serbias han concentrado varios tanques y las fuerzas croatas y musulmanes temen nuevos ataques en los próximos días.
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