Mitterrand y González abren hoy una cumbre bajo el signo de la crisis
Los dos únicos socialistas que dirigen los destinos de países miembros de la Comunidad Europea se reúnen hoy en la localidad francesa de Albi. Uno, François Mitterrand, lucha contra una enfermedad mortal y se enfrenta a la perspectiva de una humillante derrota socialista en las próximas elecciones legislativas.
El otro, Felipe González, tiene que afrontar una profunda crisis económica y, aunque su futuro electoral sea mejor que el sus camaradas franceses, empieza a hacerse a la idea de perder la mayoría absoluta. Uno y otro combaten los efectos de una larga permanencia en el poder.
La cumbre estará esencialmente dedicada a aunar posiciones de cara al Consejo Europeo de Edimburgo de principios de diciembre.
Quizá por eso, porque los tiempos no son de color de rosa, el jefe del Estado francés y el jefe del Gobierno español realizan hoy toda una peregrinación a las fuentes del socialismo meridional. Mitterrand y González visitarán en la región de Albi las tumbas de sus respectivos abuelos políticos: el francés Jean Jaurés y el español Rodolfo Llopis.
Tiene la tumba del tribuno Jaurés, en la localidad de Carmaux, una significación muy particular para Mitterrand. Fue allí donde en marzo de 1981 comenzó la ' campaña electoral que, le condujo por primera vez al palacio de Elíseo.
Un siglo de fidelidad
Mitterrand había escogido ese lugar en busca de buena suerte: Carmaux, la patria chica de Jaurés, tiene desde 1892 un alcalde socialista. Son ya cien años de fidelidad.Para González, este viaje representa un regreso a su pasado de joven militante clandestino que, con el nombre de Isidoro, atravesaba los Pirineos para asistir en Carmaux a los seminarios de formación política de Rodolfo Llopis, su predecesor al frente del PSOE.
Desde su exilio albigense, en esta tierra hospitalaria para tantos republicanos españoles, Llopis había mantenido encendida en el largo invierno franquista la llama del viejo PSOE, una llama que le arrebataría Felipe González en la operación que desembocó en el congreso de Suresnes, en 1974.
La desaparición de la dictadura franquista y el renacimiento del PSOE bajo la dirección del que fue el joven Isidoro durante la clandestinidad no cicatrizarían la profunda herida abierta en Rodolfo Llopis.
El dirigente socialista moriría en Albi el 22 de julio de 1983 sin que Felipe González hubiera dado el menor paso en dirección del viejo patriarca. Hoy, el presidente del Gobierno español da, con carácter póstumo, ese paso.
González aprovechará la ocasión para entrevistarse con Felipe Llopis, hijo del que fue su predecesor en la secretaría general del PSOE, según confirmaron fuentes de La Moncloa.
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