Diez sectores estrategícos y un 'superholding', en el plan de privatizaciones del Gobierno italiano
El Gobierno italiano de Giuliano Amato ha definido 10 sectores estratégicos en los que mantendrá participaciones estatales "minoritarias" pero "cualificadas", es decir, de control, según las interpretaciones más fiables. Todos los activos del Estado en estos sectores irrenunciables confluirán al final del proceso de privatizaciones en una sola sociedad de cartera o superholding, de acuerdo con el plan entregado el pasado sábado por Amato al Parlamento.
Banca -hasta ahora casi totalmente pública- seguros y alimentación son los sectores en los que se muestra inmediatamente más generoso este plan, que, a diferencia del borrador filtrado a la prensa hace una semana, en un clima de conflicto entre los distintos ministerios económicos, no enuncia la lista de empresas públicas que saldrán a la venta.El plan definitivo de Amato se expresa en términos más genéricos, y así dice que el IRI, la principal holding estatal ítaliana, se desprenderá de todos sus bancos, y que la participación del Estado en el INA, que concentra muchos de los activos públicos en el campo de seguros, caerá por debajo del, 50%. Pero seguirá habiendo una presencia pública importante en esos dos sectores -en el del crédito, por ejemplo, a través de la Banca Nazionale del Lavoro (Bnl), que no pertenece al IRI- incluidos en la lista de los 10 estratégicos.
Transporte aéreo, electricidad, petroquímica, mecánica avanzada, gran distribución, restauración, ingeniería y telecomunicaciones son los ocho restantes campos irrenunciables para el Estado italiano, junto a los de seguros y el crédito. El plan, poco claro por lo que se refiere al futuro de las televisiones estatales, prevé la posibilidad de nombrar un comisario que dirija las ventas, pero a cuyo control escaparían tanto el IRI como el ENEL, el grupo eléctrico del Estado.
El plan prevé la salida a bolsa de estos dos entes, y establece que todas las participaciones confluirán en la única sociedad ya mencionada, al cabo de un plazo no precisado, aunque se apunta a los tres o cuatro años.
Como procedimiento de privatización, el plan de Amato tiende a privilegiar las Opas y el mercado. Sin embargo, en dos grandes privatizaciones ya en marcha, la del banco Credito Italiano y la de buena parte del grupo alimentario SME, por el que compiten Raúl Gardini y el grupo Ferruzzi, parece excluida la oferta pública y se ha hecho referencia al empleo de criterios más amplios que el de los meros ingresos del Estado.
El Parlamento debatirá el plan de Amato y luego lo devolverá al Gobierno, que en esta batalla de las privatizaciones pone en juego toda su capacidad para reformar el sistema económico italiano. Con una dimensión muy superior a la normal en cualquier país europeo, el sector público es en Italia -donde ha llegado a representar el 60% de toda la economía- una de las principales fuentes de déficit del Estado, pero también un factor fundamental de poder político y de empleo. Un intento genuino de reducirlo debe chocar, por ello, tanto con los partidos políticos como con los sindicatos.
Entretanto, la lira parece estabilizada aproximadamente en torno a un 10% por debajo de su nivel anterior a la crisis de septiembre, el reajuste monetario no ha disparado la inflación y la confianza en la deuda pública italiana ha vuelto a los mercados. Todo ello anticipa las condiciones enunciadas por el ministro del Tesoro, Piero Barucci, para negociar el reingreso y la nueva paridad de la lira en el Sistema Monetario Europeo. Oficialmente, ese reingreso, previsto inicialmente para finales de año, se dará "muy pronto", y probablemente no es casualidad que el plan de privatizaciones haya sido dado a conocer en plena visita del Fondo Monetario Internacional, que hoy debería emitir su diagnóstico anual sobre la economía italiana.
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