Un albanés muerto al atacar el cuartel general del Ejército yugoslavo en Kosovo
Un joven albanés resultó muerto ayer cuando, según fuentes policiales serbias, atacó a dos centinelas del cuartel general del Ejército yugoslavo en Prístina, la capital de la provincia serbia de Kosovo. La versión oficial del incidente señalaba que el albanés, en compañía de otros dos jóvenes huidos, acuchilló a uno de los centinelas y disparó después contra el otro con el arma que te había arrebatado a su primera víctima, antes de ser abatido por disparos de un tercer soldado de guardia en el cuartel. Fuentes policiales serbias informaron a lo largo del día que los dos centinelas agredidos sólo habían resultado heridos leves.
Como sucede repetidamente en Kosovo desde que el presidente serbio, Slobodan Milosevic, liquidó la autonomía de esta república y depuró de albaneses la policía y los tribunales, el resultado de los "atentados terroristas albaneses" siempre concluyen con la muerte de los autores y heridas más o menos leves de las víctimas. Como en casos pasados, los medios serbios publican la identidad del "terrorista muerto" -en este caso Nesijet Selijini, de 28 años- y no la de los heridos."Es sorprendente que este demoledor balance de ineficacia de esos terroristas albaneses no los haya disuadido aún e continuar con estos atentados en los que sólo mueren ellos", comentaban ayer irónicamente varios conocedores de Kosovo en Zagreb, entre los que la versión oficial carecía de una mínima credibilidad. La Liga Democrática de Kosovo denunció que varios transeúntes habían sido provocados con insistencia por los centinelas, hasta que uno, Selijmi, intentó arrebatar el arma a uno de ellos.
Sea como fuere, se trata del más grave incidente habido en los últimos meses, sobre' todo por producirse en la capital de Kosovo y verse involucrado el Ejército yugoslavo. Agrava aún más la tensión entre la minoría serbía, que ocupa todos los cargos de mando y responsabilidad y la implacablemente reprimida mayoría albanesa, del 90% de la población.
Existen fuertes temores a que, una vez consideren concluida o, al menos, muy avanzada la limpieza étnica en Bosnia, las fuerzas radicales serbias emprendan una política similar con los albaneses. La continua llegada de bandas armadas de serbios radicales bajo el mando de personajes como Arkan o fascistas como el líder del Partido Radical, Vojislav Seselj, es un indicio en este sentido. La comunidad albanesa, que vive en un estado policial absoluto desde hace tres años, no ha podido armarse como otros pueblos de la extinta yugoslava y hoy está a merced de la masiva presencia de policía, Ejército e irregulares serbios.
Con independencia de la causa, el efecto es un nuevo paso hacia un avance de la conflagración étnica hacia Kosovo, y por consiguiente hacia el sur, que se extendería automáticamente a Macedonia en el salto definitivo a una guerra balcánica global. Los cuatro muertos habidos en enfrentamientos entre albaneses y policía durante el fin de semana en Skopje, capital de Macedonia, son otro paso en esta dirección.
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