El invierno de las tres pruebas
Los problemas del Gobierno británico van más allá del Tratado de Maastricht. La Unión Europea no es sino una de las tres grandes pruebas en la pista americana que Downing Street, y todo el Reino Unido, deberán recorrer en los próximos meses invernales.La economía es, con mucho, lo que más preocupa a los pragmáticos ciudadanos británicos. Y, dentro de la economía, lo más peliagudo es la cuadratura del círculo que se propone conseguir el Gobierno: aumentar sensiblemente el gasto público en obras de infraestructura, para crear empleo, sin subir los impuestos y sin que el déficit presupuestario se hinche hasta volúmenes inmanejables. Esta cuadratura del círculo sólo puede conseguirse con medidas impopulares, como el recorte de subsidios asistenciales y programas de reciclaje profesional, más un profundo adelgazamiento en las dotaciones a la mayoría de los minisierios, desde Defensa hasta Educación, y una congelación en el salario de los funcionarios.
El hombre encargado de aplicar el bisturí al presupuesto ordinario es un thatcherista, Michael Portillo. Y ahí aparece otro gran problema: la supervivencia de un fuerte, aunque minoritario, núcleo de ministros, altos funcionarios y parlamentarios que siente una creciente nostalgia por los idealizados buenos, viejos tiempos de Margaret Thatcher.
Hay quien ve a Major como un nuevo Anthony Eden, el primer ministro que sucedió, hace cuatro décadas, a Winston Churchill, y que, tras el desastre de Suez (el desastre de la libra en el Sistema Monetario Europeo sería el equivalente contemporáneo), no consiguió despegarse del fantasma de su antecesor; el Partido Conservador prefirió sustituirlo por Harold Macmillan cuando las si guientes elecciones quedaban, aún lejos. El Partido Conservador necesita hoy a alguien capaz de poner bajo control a la minoría thatcherista -cuyas ideas económicas parecen tan pasadas de moda como la rea ganomics en Estados Unidos y de animar a la mayoría moderada, carente en este momento de rumbo económico. Tal vez John Major resulte ser ese líder. Si consigue superar las tres grandes pruebas -Europa, economía, partido-, pasará a la historia. Si no, se hundirá, pronto, en ella.
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