Yeltsin esta dispuesto a disolver el Parlamento para "salvar la democracia"
Borís Yeltsin está dispuesto a disolver el actual Parlamento y a instaurar la Administración presidencial directa si fuera necesario para "salvar la democracia" en Rusia, aún sabiendo que una decisión de este tipo sería inconstitucional. Ésta es la conclusión a que conducen las declaraciones realizadas ayer por el propio Yeltsin y por su primer ministro, Yegor Gaidar. Por otra parte, un portavoz de la OTAN urgió ayer a Rusia a retirar sus tropas de los países bálticos.
El presidente ruso llegó a asegurar sin rodeos que su mandato se debe al pueblo y que a ellos se debe su gestión política. "Es un problema complejo", dijo ayer el presidente ruso al referirse al asunto durante una conversación con un grupo de ciudadanos en Astraján, en el sur de Rusia. "Supone una violación de la Constitución, y eso no puede hacerse. Aunque yo a quien he jurado Fidelidad es al pueblo", comentó Yeltsin.En un marco menos populista y más reposado, Yegor Gaidar explicó con una mayor claridad la posición del presidente. La decisión de instaurar el poder presidencial, dijo a la agencia oficial Itar-Tass, "sólo puede tomarse en casos extremos". "Puede surgir una situación", agregó, "en la que sea necesario dar este paso para salvar la democracia. Pero creo que debemos tratar de permanecer en el marco del equilibrio de los diferentes poderes hasta el último minuto".
Ante la pregunta de si la democracia deberá "ser salvada" durante la reunión del Congreso de los Diputados del Pueblo (macroparlamento ruso), prevista para diciembre, Gaidar se respondió: "El tiempo dirá".
Antes de tomar una opción definitiva, Yeltsin quiere pulsar la opinión de la población. Se trata de un aplazamiento de la decisión, no de una tregua, por que los ataques contra el legislativo no cesaron ayer. "El presidente y los miembros del Gobierno", señaló, "vamos a visitar el próximo mes las principales regiones para explicar nuestra posición y escuchar lo que opina la gente sobre ese inútil Congreso de los Diputados".
Junto a las fuerzas políticas que están claramente definidas en torno a la instauración de la Administración presidencial -toda la oposición, tanto la radical como la moderada, en contra, y sólo las fuerzas gubernamentales mostrando su comprensión-, los poderes fácticos también están tomando posiciones, que pueden acabar determinando la decisión final. Los altos cargos del Ministerio de Seguridad, el antiguo KGB, han celebrado una reunión y han tomado una posición nada comprensiva hacia la idea de disolver las cámaras.
El antiguo KGB subraya su disposición a actuar de acuerdo con "la Constitución, las leyes rusas y los decretos presidenciales", y arremete contra "las peligrosas tendencias sobre la creación de estructuras de poder inconstitucionales". Esta frase parece contener una advertencia a Borís Yeltsin.
Apaciguar a los militares
En el sector militar, a pesar de que el ministro de Defensa ha subrayado que "el Ejército apoya al presidente", tampoco tienen eco favorable las decisiones que pudieran vulnerar la Constitución. Para apaciguar a los sectores más crispados, Yeltsin paralizó el jueves, por decreto, la retirada de las tropas del Báltico, una medida reiteradamente reclamada por los oficiales allí desplegados.
Ante la necesidad de rebajar tensiones en el frente interior, a Yeltsin no le ha importado enfrentarse a la comunidad internacional. A las primeras protestas de los dirigentes de los países bálticos se añadieron ayer la repulsa de la OTAN, del Consejo de Europa y del Gobierno francés. Pese a la extrema tensión, empieza a atisbarse la posibilidad de que el propio Parlamento acabe aplazando la reunión del Congreso.
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