La Puerta del Sol proyecta su sombra
El reparto de competencias autonómicas reservó a la Comunidad de Madrid la última palabra en los temas urbanísticos. Prácticamente, cada ladrillo que se mueve en la capital tiene que tener impresa la firma del presidente Joaquín Leguina. La plaza de Oriente está catalogada en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid como jardín histórico. Además, la Ley del Patrimonio protege un entorno singular configurado por el palacio Real y el teatro de la Ópera.
Y encima, en el centro de Madrid, quien no excava previamente el subsuelo en busca de restos no tiene licencia de obras. Y a la Comunidad le parece insuficiente la excavación acometida por el municipio.
El Ayuntamiento, por boca de su alcalde, José María Álvarez del Manzano, ha asegurado que sin permisos no comenzará el proyecto. Mientras tanto, el primer diseño presentado por el arquitecto Miguel Oriol ya ha sufrido varias modificaciones.
Si prospera el proyecto, la plaza de Oriente deberá pasar por un expediente de información pública antes de que pueda ser aprobada definitivamente por el consistorio. Y al final siempre será necesario modificar el Plan General de Madrid, lo que precisa el asentimiento del Gobierno de la Comunidad.
Sin él, los setos y las estatuas de los reyes godos seguirán donde están.
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