Jazz y flamenco, una fusión legítima
Por lo que oímos en este concierto, el saxofonista Jorge Pardo y y el bajista Carles Benavent parecen haber encontrado el buen camino, al fin. Son dos veteranos de la escena jazzística madrileña y catalana, acompañantes habituales de Paco de Lucía y que siguen el camino de eso de que hoy tanto se habla y que llamamos fusión.Aquí sí, parecen tener muy claro que no basta con superponer partes de uno y otro arte -jazzy flamenco-, sino que se trata de hallar un lenguaje propio y español, en el que participen, por supuesto, el jazz y el flamenco, pero que tenga naturaleza genuina, diferenciadora de aquéllos.
Y lo han logrado, ofreciéndonos, además, una música esplendorosa, suntuosa, rebosante de imaginación y belleza. Una música perfectamente exportable -como ya demostraron este mismo año en su presentación en Nueva York-, pues tiene con toda evidencia unas señas de identidad intransferibles, y eso puede ser su mayor valor de marca.
Jondo y con swing
Jorge Pardo (saxos y flauta), Carles Benavent (bajo), Rubém Dantas (percusión), Agustín, El Bola (guitarra flamenca), Potito (cante). Club San Juan Evangelista. Madrid, 25 de octubre.
Ciertamente, Jorge Pardo y Carles Benavent, junto con el percusionista brasileño Rubém Dantas -tan presente en la música española de los últimos tiempos que ya debemos considerarlo nuestro con todo derecho-, son músicos excepcionales, primerísimos nombres en esa gran generación musical de los 35-40 años, que desde hace tiempo está dando frutos tan reconocidos como admirables.
Plenitud creadora
Ahora los encontramos en plenitud creadora. Los tres frecuentaron antes la música flamenca -además de acompañar a Paco de Lucía en el sexteto de grato recuerdo, son pioneros de la inspiración andaluza en el jazz y el pop a través de sus desaparecidos y recordados grupos Dolores y Música Urbana-, pero en su actual aventura profundizan de manera sorprendente, alejándose de todo lo que pudiera tomarse como coqueteo o un simple guiño de complicidad.Efectivamente, ¿es que no hay jondura en esos bordonazos impresionantes del bajo de Carles Benavent en el toque por bulerías?; ¿no hay duende en el trino tantas veces estremecido de los saxos de Jorge Pardo?; ¿no hay compás en esa percusión de danzas instalada ya para siempre en el flamenco? Junto a ellos, y a su altura, la guitarra flamenca de El Bola cumple de manera perfecta la necesidad de una presencia constante del que pudiéramos llamar toque jondo ortodoxo, mientras El Potito se acopla bien con sus cantes al conjunto. En definitiva, este invento funciona de maravilla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.