La investigación de la aluminosis lleva parada cuatro meses por la falta de un papel
Un papel. Un simple permiso. La autorización oficial que tiene que otorgar credibilidad -y un presupuesto- a la comisión aprobada el pasado 17 de junio por la Administración para investigar la incidencia real de la aluminosis -una enfermedad del cemento- en Madrid no ha llegado. Los técnicos que la integran no han podido hacer nada el cuatro meses. El presidente de este equipo investigador, Ricardo Aroca, decano de la Escuela Superior de Arquitectura, echa la culpa a la burocracia administrativa. Mientras, el plazo para obtener resultados de los trabajos de la comisión se ha prorrogado hasta final de año.
La alarma creada tras la aparición de varios casos de aluminosis en Madrid (como en el edificio Corea, en pleno paseo de la Castellana, y en los graderíos del estadio Vicente Calderón) ha cesado. Las administraciones estaban muy interesadas en situar el problema "en su justa medida" y crearon un equipo de trabajo que debía ofrecer sus resultados en los primeros días de octubre.La comisión se aprobó con el autobombo de costumbre. La directora general de la Vivienda, Cristina Narbona, y el consejero de Política Territorial, José María Rodríguez Colorado, suscribieron el pasado 17 de junio un protocolo para investigar y estudiar en tres meses la incidencia de la aluminosis en la región. La comisión no ha entregado ninguna conclusión porque, sencillamente, no la tiene. En la práctica, la comisión no ha hecho nada porque no existe. El nombramiento oficial aún no ha llegado.
Los comisionados -el decano de la Escuela Superior de Arquitectura, Ricardo Aroca; un investigador del Instituto Eduardo Torroja, Tomás Vázquez, y un representante de la Universidad Politécnica, Manuel Fernández Cánovas- se sienten impotentes y frustrados. El plan de trabajo está elaborado, y la programación, prevista. Pero todo sigue paralizado. "Todavía no representamos a nadie", reconoció molesto uno de sus componentes. Otro señaló que le daban ganas "de mandar a las administraciones a paseo".
Aroca señaló que para ofrecer algún resultado serio necesitará -a partir del momento en que llegue el papel- al menos tres meses de trabajo. Sin embargo, los políticos le pedían un informe para el mes que viene.
La subdirectora de Arquitectura de la Comunidad, Amparo Berlinches, ha explicado que ella había firmado el pliego para formalizar este contrato hace tres semanas y que desconocía el motivo por el cual el permiso continuaba estancado. La Comunidad ha presupuestado su parte para contribuir a la creación del comité de expertos (15 millones), pero el ministerio todavía no.
La autorización oficial es imprescindible para comprometer a las administraciones (Ministerio de Obras Públicas y Comunidad de Madrid) en los contratos de trabajo que deben suscribir con los investigadores. Además, resulta fundamental para otorgar autoridad a los comisionados cuando reclamen la colaboración de otros organismos.
Fernando Macías, jefe de la sección de Protección a la Edificación del Ayuntamiento de Madrid, ha declarado con preocupación que hasta que el comité no haya terminado su trabajo la Administración central no podrá fijar el dinero que va a invertir en Madrid para reformar los edificios afectados por la degradación del cemento.
Los comisionados viajaron la pasada semana a Barcelona -por el momento, a título personal- para solicitar la colaboración de la cementera Molins, principal fabricante de cemento aluminoso en España.
Aroca, tras el viaje, ha ofrecido "noticias tranquilizadoras", ya que entiende que el número de casos se reducirá a una décima parte de los calculados en un primer momento. Un mínimo de 50.000 pisos y un máximo de 110.000 han sido construidos en Madrid con este tipo de cemento. Los expertos presumen que la incidencia de la aluminosis en Madrid no será muy elevada, fundamentalmente porque el clima es más seco que en el litoral porque la firma de viguetas de cemento aluminoso que trabajaba en Madrid (SAHE) ofrecía a las empresas constructoras un producto de gran calidad.
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