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García Calvo impartirá un curso sobre la puntuación

El lenguaje hablado no tiene dueños, por lo que carece de sentido hablar de si hoy se habla mejor que ayer o al revés, según dice el catedrático de Latín Agustín García Calvo, que a partir del jueves impartirá un Curso de puntuación en el Aula Vagabunda de la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje, del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Para García Calvo, la mayor parte de las dudas en puntuación provienen de un choque entre lejanas normas escolares y lo que él llama, y propugna, entonación gramatical. "Yo soy un defensor de la transcripción literal", dice García Calvo al ver que el periodista no usa magnetófono, sino libreta de notas, y de ahí en adelante habla despacito, para que sus palabras sean reproducidas lo más fielmente posible.

"La gramática verdadera, la de la lengua hablada, no tiene dueño, y de ahí que tampoco tenga sentido hablar de si se cometen o no equivocaciones. Contrariamente a lo que creen los políticos, al pueblo no se le defiende, no se le puede tutelar", afirma. Su Curso de puntuación, de un año, para 50 alumnos, tiene por objeto ayudar a descubrir lo que se podría llamar la gramática popular de la lengua. La matrícula para los no socios es de 40.000 pesetas y para los socios de 20.000.

Malas normas

Que no se puntúe bien se debe a que en la gramática escolar hay malas normas, ya que mucha gente tiende a pensar que se puede puntuar como se quiera, piensa García Calvo: la prueba son los globitos de las historietas o la decisión de los poetas de puntuar sus versos.Es preciso advertir que lo que García Calvo entiende por mal es justamente la norma académica. "Lo que ataca a la lengua es la escuela, la academia". Y en otro momento dice: "Existe una gran confusión respecto a las relaciones entre escritura y lenguaje. La escritura es cultura, y en ella intervienen la conciencia y otros muchos factores, y se diferencia del lenguaje hablado, donde no hay nada de eso: manda cualquiera porque nadie manda. El campo donde esta confusión se manifiesta de forma más clara es la puntuación".

Para Agustín García Calvo, el hecho de que hoy se experimente menos que en otras épocas en la literatura en español se debe a "un progresivo dominio de lo semántico". Según dice, "el interés por el mensaje y la significación priman de tal manera que acaba por matar el juego del lenguaje: el cómo, que en otros tiempos era lo prioritario. La razón es que el lenguaje es popular, pero la realidad es de los señores: se procura perder el juego para llegar a lo semántico, que es donde el dominio tiene su reino". Y pone un ejemplo: "Si en una pareja hay una disputa, por un lado está lo que se dicen, y por otro, el hecho de que estén disputando. El dominio atiende a lo que se están diciendo el uno al otro, y tiene interés en que se olvide lo que hacen porque eso es la vida".

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