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Misión: volver a la Luna

Los científicos europeos quieren situar una base habitada en el satélite

Desde el pequeño paso de Neil Armstrong en 1969 que él mismo definió como un gran salto. para la humanidad, la Luna pasó a sumergirse poco a poco en el olvido como objetivo de exploración espacial. Ahora, un numeroso grupo de científicos europeos reivindica su papel en la investigación y pinta un paisaje lunar sembrado de robots, antenas, detectores y laboratorios que acompañarían la vuelta del hombre a su satélite.

Existen investigaciones científicas que. sólo pueden hacerse, o serían mucho más productivas si se hicieran, en la Luna, afirman los autores del nuevo informe Misión a la Luna, encargado por la Administración Europea del Espacio (ESA). Olvidando las actuales dificultades de los programas espaciales en todo el mundo, los científicos, pertenecientes a numerosas instituciones europeas (entre las que no hay ninguna española), se centran en definir las áreas científicas para las que la Luna sería una inmejorable base de operaciones, superior a los satélites científicos como el COBE, el Hubble o el Hipparcos."Queríamos saber si los científicos apoyarían el establecimiento de una base en la Luna, si estaría justificada desde el punto de vista de su utilidad para la investigación", explica Roger Bonnet, director de programas científicos de la ESA y coordinador del informe. En una segunda fase, el estudio se centrará en el papel del hombre en esta base, la infraestructura tecnológica, la cooperación internacional y los aspectos legales.

La importancia de la Luna parte de que es el objeto espacial mejor conocido por el hombre y que su historia geológica está ligada a la de la Tierra. Un área de investigación clara es, por tanto, la propia ciencia de la Luna, continuación de la llevada a cabo en las misiones Apolo y Luna. "El origen del sistema Tierra-Luna es una de las mayores incógnitas que permanecen", señalan los científicos planetarios, al tiempo que recuerdan que los tres modelos más probables para explicar el origen de la Luna -captura, formación progresiva en órbita de la Tierra o separación del planeta por su rápida rotación- no han podido ser confirmados. Pero los científicos también reivindican el satélite como observatorio en sentido amplio (la ciencia desde la Luna) y como laboratorio para las actividades humanas en el espacio, entre ellas, el establecimiento de ecosistemas artificiales (la ciencia sobre la Luna).

Estabilidad y tranquilidad

Entre las ventajas de la Luna está la estabilidad geológica de su superficie, la ausencia de atmósfera y la tranquilidad radioeléctrica de su cara oculta. Estas características la convierten en un observatorio apetecible, especialmente para dos técnicas: la interferometría en rangos determinados de frecuencias y la astronomía de muy baja frecuencia. La interferometría consiste en registrar señales procedentes de un cuerpo celeste con antenas separadas y luego componer un registro único con ellas. Cuanto más separadas están las antenas mayor resolución se obtiene, de ahí la ventaja de colocar, por ejemplo, una antena en la Luna y otra en la Tierra. Los científicos, además, están pensando utilizar la misma técnica para obtener imágenes, la llamada interferometría óptica, aprovechando que desde la Luna, al carecer de atmósfera, se ven las estrellas con mucha más nitidez que desde la Tierra. El establecimiento de distancias con gran exactitud revolucionaría, según el informe, las medidas astronómicas, y con ello permitiría avanzar en astrofísica, astronomía planetaria y física del Sol.

La cara oculta es el lugar ideal para establecer baterías de antenas para radioastronomía de baja frecuencia, ya que está protegida de la radiación electromagnética procedente de la Tierra.

"Si estuviera disponible una base lunar y fuera posible llevar allí material a un coste asequible, está claro que a los cosmólogos y los físicos de partículas les encantaría usarla", señala Maurice Jacob, del CERN, coordinador de la sección sobre física de altas energías. Y es que el satélite natural es además un buen observatorio para el estudio de los rayos cósmicos de alta energía, lo que está íntimamente ligado a la física de partículas que se investiga en los aceleradores terrestres. Sin embargo, Jacob transmite la opinión de que es preferible seguir invirtiendo en proyectos terrestres mientras el coste de transportar los detectores a una futura base lunar sea tan astronómico como se estima en la actualidad. La muerte del protón, el estudio de rayos gamma en cierto rango de energías y la detección de neutrinos de alta energía son algunas de las investigaciones para las que la Luna resultaría interesante.

El ser humano no está ausenté de los proyectos científicos para la Luna. Estudios de exobiología, de biología de la radiación y el establecimiento de un ecosistema artificial son algunos de los pasos previos al objetivo final, una base tripulada permanente en la superficie lunar. En los próximos años, señala el informe, se deberían seleccionar los estudios que se realizarían mejor en la es tación espacial Freedom, actual mente en construcción, y los que deberían llevarse a cabo en la su perficie lunar.

Contaminación y explotación

Los problemas que se presentarían casi inmediatamente en caso de que se inicie la vuelta del hombre a la Luna no están ausentes de las preocupaciones de los científicos. La actividad humana podría destruir rápidamente las mismas condiciones que son atractivas para la investigación, pero esta actividad no resultaría económicamente posible si no se explotan los recursos naturales del satélite. Un dilema que los científicos únicamente apuntan, aunque sí señalan que la contaminación gaseosa no sería nada nuevo, ya que se cree que las misiones lunares previas han alterado la composición de la exosfera lunar.Como fuente de energía aplicable en la Tierra, la elección es la fusión termonuclear, todavía en fase experimental. En vez de utilizar el tritio en combinación con el deuterio, se utilizaría el helio 3, del que existen grandes. cantidades en la superficie lunar por el continuo bombardeo del viento solar. Obtenerlo implicaría actividades de minería y desgasificación, además de su transporte a la Tierra.

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