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Dos científicos que investigan los procesos de la vida obtienen el Premio Nobel de Medicina

Dos veteranos bioquímicos estadounidenses, Edmond Fischer y Edwin Krebs, de 72 y 74 años, respectivamente, fueron distinguidos ayer con el Premio Nobel de Medicina correspondiente a este año por sus descubrimientos, iniciados en los años cincuenta, relativos a mecanismos básicos de la célula, especialmente la fosforilación reversible de las proteínas. Los dos científicos, que trabajan juntos desde hace 40 años en la Universidad de Washington, en el Estado del mismo nombre, se mostraron ayer encantados, aunque, como dijo Fischer, "si vives lo suficiente, todo puede pasar".

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Baile de proteínas

"Se adelantaron a su tiempo" comentó ayer sobre los premiados Hans Wigzell, miembro del Comité Nobel, añadiendo que, hasta los años setenta, los científicos no reconocieron la importancia del trabajo de Fischer y Krebs. En los últimos años, los dos investigadores han trabajado en la regulación del sistema inmune humano, en especial en relación con los trasplantes.Edmond Fischer nació en Shanghai (China) en 1920 y se doctoró en Química en la Universidad de Ginebra (Suiza) Krebs nació en 1918 en Lansing (Iowa, EE UU) y se doctoró en Medicina en la Universidad de Washington (Misuri, EE UU).El premio, dotado con 120 millones de pesetas, que se deberán repartir, les ha sido otorgado especialmente por su trabajo sobre la fosforilación reversible de las proteínas en tanto que mecanismos de regulación biológica Una modificación química de las proteínas, la adición o sustracción de compuestos de fósforo, cambia sus propiedades y las hace actuar como conmutadores de muchos procesos, lo que hace despertar o dormir a las células.

Mecanismo muy común

"Nos tropezamos con una reacción que regula la actividad de una enzima muscular", señaló ayer Fischer desde Seattle al recordar cómo él y Krebs hicieron sus primeros descubrimientos en este campo, informa Reuter. "Es un mecanismo muy común", añadió. "Es como funcionan las hormonas; como crece, se diferencia y muere una célula; como se extiende el cáncer, y mucho más". La comprensión de los mecanismos de las células es también. fundamental para la biotecnología, en la que se manipulan células para producir compuestos de ingeniería genética, señaló Fischer.Las proteínas, que en grandes cantidades contiene la célula, participan de acciones muy complejas y son los elementos que emplea el organismo viviente para dirigir todas las acciones y procesos que en él tienen lugar. La estructura tridimensional específica de las proteínas determina el funcionamiento de sus moléculas, y la interacción entre ellas es regulada por mecanismos de extrema precisión. Uno de ellos, esencial, es la fosforilación, que consiste en reacciones por las cuales las enzimas fijan o liberan grupos de fosfatos de las proteínas. La fosforilación de las proteínas interviene en fenómenos diversos, como la movilización de la glucosa a partir del glicógeno, la inhibición de las reacciones de rechazo en los trasplantes de órganos y en ciertas formas de cáncer, como la leucemia mieloide crónica.

Los bioquímicos galardonados lograron purificar las primeras enzimas que intervienen en la fosforilación y determinar sus características, lo que abrió el camino a un campo de investigaciones que hoy ocupa un lugar relevante.

El músculo

Durante los años cincuenta, los mencionados investigadores- estudiando un sistema muscular particular, hicieron sus descubrimientos fundamentales. El músculo está constituido por un gran número de células que tienen la propiedad de contraerse y detenerse. Para que una célula muscular en reposo pueda contraerse tiene necesidad de un estímulo de energía bajo la forma de azúcar, la glucosa, que se obtiene transformando el glicógeno, la forma en que el azúcar se encuentra en el organismo.Para realizar esta transformación, el organismo recurre a una proteína específica que descompone el glicógeno, que es la fosforilasa. Se sabía que la enzima fosforilasa podía ser controlada por pequeñas moléculas solubles.

Fischer y Krebs descubrieron que podía pasar de su forma inactiva a una forma activa mediante la transferencia de un grupo fosfato rico en energía.

Por sus estudios innovadores, Fischer y Krebs pudieron demostrar cómo las proteínas de las células musculares pueden movilizar rápidamente las reservas de energía de la célula mediante el trabajo muscular.

Poco a poco se volvió evidente que la fosforilación de las proteínas es un mecanismo fundamental que influye sobre todas las funciones de las células, y, por tanto, de la vida.

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