El toro del coñá

Salió el toro del coñá, que es como llaman los banderilleros al toro que dibuja su majestuoso perfil a orillas de las carreteras por lo alto de las lomas, con aquel corpachón, aquellos pitonazos, y aquel pedazo carné de identidad que le cuelga. "Te ha tocado el toro del coñá", informan a veces los banderilleros al matador -bien que horrorizados al comunicar la infausta nueva-, cuando vuelven del sorteo. Y el matador, si es de los que salen dispuestos a dejarse partir las femorales, se recrece, responde "A ese le corto yo el pedazo carné de identidad", mientras si es torero de mucho arte y poco fuelle, lo que responde es "Ozú".Comentan quienes de la psicología del torero entienden que Pepe Luis Vázquez es uno de los mas caracterizados toreros de mucho arte y poco fuelle, y hubo de ser a él, precisamente a él, a quien le saliera el toro del coñá. Nada más aparecer el toro en la arena, el público ovacionó su estampa impresionante, mientras Pepe Luis Vázquez decia "Ozú", o acaso no dijo nada porque se le cortó la respiración.Se hizo presente Pepe Luis Vázquez frente al toro, sucintamente armado con su capotillo chiquito, y le miraba la fosca carota desde abajo pues, aparte la envergadura gigantea del toro, es bajito por parte de padre. Aún se atrevió Pepe Luis a darle verónicas, mas como el toro era topón, ya no se atrevió a hacerle ninguna otra cosa de fundamento y lo mató a la última.Su toro anterior, violento, tampoco permitió florituras. Pero como a Pepe Luis Vázquez su señor padre, además de la estatura, le ha dado la torería, instrumentó un redondo cadencioso, un trincherazo hondo y unió la parva manifestación artística a dos verónicas y media asoleradas que había instrumentado en un quite, con lo cual complació a la afición que está hambrienta de toreo bueno y dejó constancia de la marca de la casa.Si no llega a salir. ese quinto toro hondo y cornalón, los toros del coñá habrían sido los restantes, ya que todos tenían gran presencia. Juego, en cambio, menos. Sólo hubo uno noble, algo tardo, por más seña s: el de la alternativa de óscar Higares, que estuvo tremendamente pundonoroso. Distinto es que estuviera también artista. Lanceó con coraje a la verónica y en su primera faena, tras los pases de tanteo, ya se había echado la muleta a la izquierda. Así debe ser. Sin embargo dio los naturales descargando la suerte y perdiendo terreno, los redondos también, le faltó una pizca de temple y le sobró otra pizca de pico. Al sexto, que se paraba a mirarle las femorales dichas, lo porfió y aguantó valentísimo. A los dos toros los mató mal y eso posiblemente le privó de un triunfo. No cabría echarle la culpa al infortunio pues tal como ejecutaba el volapié -sin bajar la mano, pegando un brinco, apuntando atrás- lo difícil habría sido que matara bien.

Le dio la alternativa Roberto Domínguez, que anduvo por allí, precavido y andariego. Al parecer esta era su última actuación en los ruedos españoles, pues se retira. Bueno, siempre podrá decir que se despidió de la afición viéndose las caras con los toros del coñá.