La nueva película de Sam Raimi reanima el festival de cine de Sitges

La tercera entrega de la saga iniciada en 1982 por Evil Dead, la película que supuso el lanzamiento público del entonces Jovencísimo Sam Raimi, proporcionó la noche del pasado jueves una ocasión para la sonrisa. La atonía en que se encuentra el festival de cine de Sitges, lastrado por una programación poco afortunada y en ocasiones hasta discutible, se vio así momentáneamente rota por el regocijo casi infantil de una platea de rendidos incondicionales.También provocó risas, aunque involuntarias en este caso, una nueva versión del relato de Henry James Otra vuelta de tuerca, que firma Rusty Lemorande y protagoniza una despistada Patsy Kensit.

El estreno mundial de Army of Darkness estuvo precedido por un largo parlamento de su actor principal, Bruce Campbell, quien agradeció la concesión por el festival de un premio a su director por el conjunto de su, por lo demás, todavía parca filmografía. El montaje visto tiene 10 minutos más que la versión que se comercializará en breve en Estados Unidos y, es de suponer, también en el resto del mundo.

Aventuras heroicas

Army of Darkness no es, contra lo que cabría esperar, una mera continuación de la saga. Por el contrario, significa un punto y aparte considerable tanto en lo temático (transcurre en el siglo XIV y en Europa) como en el tratamiento: si Evil Dead era un filme de terror, variante gore, éste es una parodia de las aventuras heroicas vagamente medievales tan en boga hoy en la literatura del género. En lo sustancial, se trata de un relato trufado de referencias arturianas, desde el nombre del propio señor en cuyo castillo cae el atribulado héroe de la saga: todo un yankee, muy maleducado, en la corte del rey Arturo.Las referencias incluyen también una búsqueda del Grial (aquí el ya conocido libro Necronomicon) y hasta esa bellísima imagen de Lanzarote enfrentado a su propia sombra, que imagina Thomas Malory, y que se convierte en un mortal enfrentamiento entre Campbell y su doble, su parte maléfica, que nace de su propio costado. Army of Darkness no pretende otra cosa que hacer reir, y parcialmente lo logra. Que Raimi sabe narrar, y además con pocos medios, es algo bien sabido ya. Lo que ocurre es que no siempre el humor está a la altura de lo prometido en la primera parte del filme, y no está dicho, ni mucho menos, que Campbell sea un actor capaz de llevar él solo el peso de la función.