Sarajevo continúa bajo las bombas, a pesar del acuerdo de Ginebra
ENVIADO ESPECIAL El confuso acuerdo logrado en Ginebra entre comandantes militares bosnios y serbios para desmilitarizar la región de Sarajevo a fin de permitir la llegada de ayuda humanitaria a la asediada capital bosnia era anoche letra muerta. Las bombas que se abatían sobre Sarajevo dieron otra vez una prueba de la imposibilidad de poner en práctica planes delineados bajo el auspicio de la misión conjunta de las Naciones Unidas y la Comunidad Europea (CE) copresidida por Cyrus Vance y lord Owen.
Mientras las radios de Bosnia-Herzegovina anunciaban sin comentarios el acuerdo de Ginebra, sobre el casco viejo de Sarajevo cayeron 10 granadas de mortero. Informes preliminares dijeron que tres personas perecieron despedazadas. Otras 39 resultaron heridas, muchas de ellas de gravedad, y fueron llevadas a hospitales totalmente desabastecidos de medicinas, agua y combustible para los generadores eléctricos.
Si las conversaciones de paz van esta vez en serio para transformar Sarajevo en lo que Owen describió como "una ciudad abierta", es evidente que sus resultados no van a ser inmediatos. Veinticuatro horas después de que Vance y Owen anunciaran el plan para desmilitarizar la región de Sarajevo, los observadores de la ONU no habían registrado el más mínimo cambio en el terreno. Sarajevo sigue a merced de los artilleros serbios atrincherados en las colinas.
"Aparentemente, existe cierta falta de comunicación entre Ginebra y Sarajevo", comentó con sarcasmo un alto funcionario de las Fuerzas de Protección de la ONU (Unprofor) mientras las explosiones estremecían el centro de Sarajevo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.