Ayudas a la familia
No hace falta ser un lince en cuestiones políticas y económicas para comprender que si existe una Comunidad Europea, España no puede estar fuera de ella. Ahora bien, lo que hace falta es estar en condiciones adecuadas.Estamos oyendo y leyendo estos días muchas razones sobre los inconvenientes del Tratado de Maastricht: se exige un sistema democrático en cada uno de los países miembros e incoherentemente se monta una dictadura burocrátia supranacional, sin control parlamentario alguno, se cede soberanía nacional, política y económica, y al final los países poderosos serán los que se beneficien a costa de los pobres. Respetamos todas las opiniones de los expertos, pero nosotros queremos dar la nuestra.
Hemos leído cuidadosamente el texto del tratado y vemos que sólo hace referencia a la persona en dos aspectos: como trabajador y como consumidor. Correcto, pero ¿no está por encima de estos aspectos el de la persona como miembro de la familia, donde vive y desarrolla sus más importantes relaciones?
Es cierto que los más importantes países europeos tienen ya una legislación protectora de la familia que abarca amplios aspectos (subsidios familiares, tratamiento fiscal, educación, vivienda, transportes, ocio, etcétera) y que la cumplen con generosidad. Pero, ¿no sería bueno que se diese en toda la comunidad un tratamiento homogéneo en estas ayudas a la familia y que también nos obligaran a aplicarla en España?-
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