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Reportaje:

'Mojitos' cubanos contra la nostalgia

La fiesta del PCE combina este año el entusiasmo con la desorientación

Un aire nostálgico ha recorrido durante tres días la fiesta comunista en la Casa de Campo. Este año no han acudido a la cita los camaradas supervivientes de la Europa del Este y de las repúblicas de la antigua Unión Soviética. Ron sandinista, mojitos cubanos y ritmos calientes latinoamericanos han ocultado con aparente éxito las ausencias y su significado. Y los militantes, ante el azaroso presente, se han volcado con la Numancia comunista, Cuba. Ni Marx ni Lenin parecen haber sobrevivido a la caída del muro de Berlín, como el Che Guevara.

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Al olor de las sardinas

El recuerdo del Che Guevara omnipresente en banderas y camisetas, ha unido a los comunistas jóvenes y viejos durante estos tres días de fiesta. Con el mismo entusiasmo con el que coreaban la canción Hasta siempre, comandante, los militantes y simpatizantes hacían cola en El Rincón Cubano para conseguir media langosta o un mojito cubano. Aunque no se sabía si aguardaban para emular las condiciones de la isla caribeña o para conseguir la bebida, ya que numerosos puestos del recinto también ofrecían mojitos."Somos el único país comunista que queda en Latinoamérica", afirmaba con orgullo uno de los componentes del grupo músical cubano Guaican. ¿Y del mundo? "Casi, aunque quedan Vietnam, Corea del Norte y China". Resistencia y esperanza en el futuro eran las palabras que repetían los cubanos presentes en la fiesta. "Aunque la situación sea infernal, tenemos ánimo y además, con todo este apoyo, nos nos sentimos solos", comentaba la cubana Raquel Inufio.

Solos, desde luego, no han estado. La fiesta comunista, según Marcelino Camacho, ha convocado más público este ano que en los tres anteriores. Y debe ser cierto porque si algo se ha demostrado en los últimos tiempos es que los comunistas saben hacer fiestas. Los viejos militantes, acompañados por sus mujeres, paseaban con dignidad la bandera roja, con el casquete rojo sobre las canas y el pañuelo rojo anudado al curtido cuello. Los jóvenes optaban por Camisetas en favor de la insumisión, la ecología o contra, el V Centenario y por adherirse a la frente una pegatina de la bandera republicana española o una cinta con el lema Cuba, sí.

El mercado comunista

Nacionales y extranjeros aprovecharon el puesto para sacar unas pesetas de apoyo a la causa. Los latinoamericanos, con pancarta incluida contra la Ley de Extranjería, ofrecían artesanía, algo de comida y muy buena bebida. Saharauis, kurdos, iraníes, iraquíes, libaneses, palestinos, sirios, chinos y africanos desplegaban, según sus posibilidades, propaganda, bisutería, alfombras y, por 25 pesetas, el nombre escrito en parsi o en árabe.Los pabellones españoles optaron por la gastronomía a lo grande: almejas y empanadas en el de Galicia, sardinas y sobaos pasiegos en el de Cantabria, paella en el de Valencia, migas en el de Aragón y ensaimadas en el de Baleares. Los animados visitantes hincaban el diente a las morcillas, el chorizo frito o las fabes, mientras curioseaban en los puestos. Y por si alguien se quedaba con hambre, a la oferta comunista se añadía el mercado libre con sus tenderetes de patatas fritas, algodón dulce, alcachofas en vinagre, manzanas de caramelo y, cómo no, las tradicionales y digestivas porras.

Alimentos para el espíritu

Calmado el estómago de sus simpatizantes, la fiesta comunista les ofrecía alimentos para el espíritu. Durante los tres días, han pasado por el escenario Javier Gurruchaga y la orquesta Mondragón, Danza Invisible, Carlos García Godoy y los de Palacagüina, entre otros. Se han organizado coloquios sobre la izquierda europea y Maastricht, el V Centenario y la Conferencia de Río y se han celebrado homenajes a Miguel Hernández y César Vallejo. De alguna forma también estuvo presente Gabriel Celaya. Su mujer, Amparitxu, acudió a la recepción ofrecida el domingo por la mañana en el pabellón de Asturias para darle un abrazo a Julio Anguita.Antonio Hernández, el responsable de Relaciones Internacionales de la Unión de Juventudes Comunistas de España -que cuenta con unos 15.000 afiliados-, relacionaba ayer la nostalgia que flotaba en el ambiente con la desorientación política ocasionada por el colapso de la ex Unión Soviética. "Se emplean cosas del pasado, como el Che Guevara, como un medio de reafirmación de valores. Pero sabemos aguantar, mientras buscamos una orientación que conjugue el pasado con el futuro".

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