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EL FUTURO DE EUROPA

Los eurodiputados ayudan a sus amigos franceses en la campaña del referéndum

Lluís Bassets

"No sabemos si hay que pensar que la vida empieza a los 40 o si nos encontramos ante la crisis de los 40 que termina en divorcio". Leo Tindemans, el presidente del grupo del Partido Popular Europeo, describía así la situación en que se halla el Parlamento Europeo (PE) en la semana de su cuadragésimo aniversario, y a pocos días del referéndum francés sobre Maastricht. En cualquier caso, son muchos los europarlamentarios que están aprovechando la sesión del PE para echar una mano a sus amigos franceses en los mítines de la campaña. Se juegan, posiblemente, su propio futuro.

Los 518 diputados que se sientan en el hemiciclo de Estrasburgo se juegan mucho en la votación del domingo. El voto negativo puede significar, al decir de muchos, el regreso a una vida tan lánguida y confidencial como la que llevaba la asamblea parlamentaria de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), el antecedente del actual PE.También hay eurodiputados optimistas, como el socialista español Joan Colom. Según él, la aprobación del presupuesto para 1993, con recortes o sin ellos, será el hilo de la continuidad y del funcionamiento de las instituciones, sea cual sea el resultado el domingo. Por eso el PE trabaja con normalidad, cosa que le diferencia de la Comisión Europea, afectada por la parálisis.

Los eurodiputados más activos en la campaña del referéndum son los miembros del grupo socialista, principalmente alemanes, que están participando en numerosos mítines junto a sus colegas franceses. "La amistad franco-alemana es la base de la construcción europea y por eso hemos asociado a numerosos socialdemócratas alemanes a nuestra campaña", aseguró el presidente del grupo Jean-Pierre Cot. Algunos parlamentarios populares también participan, principalmente junto a dirigentes de la UDF de Valéry Giscard d'Estaing, todos ellos en la campaña por el voto afirmativo. Este no es el caso de los europarlamentarios populares españoles, quienes, salvo Marcelino Oreja, se han preferido limitarse a sus actividades habituales.

Los españoles, contra Anguita

Los ex comunistas italianos del Partido Democrático de Izquierda, en cambio, hacen campaña activa por el sí, junto a los socialistas, y el grupo al que pertenecen, Izquierda Unitaria Europea, ha tomado en bloque posición en favor de Maastricht. El él están los cuatro españoles, que discrepan de las posiciones de Julio Anguita.

En favor del voto negativo, además de la extrema derecha francesa, representada por los eurodiputados del Frente Nacional, se cuenta la Coalición de Izquierdas, en la que militan comunistas franceses, griegos y portugueses. Pero el grupo de los últimos comunistas europeos no ha tomado una posición pública común ni sus miembros han querido participar en la. campaña francesa. Ellos y algunos parlamentarios partidarios del no, como el socialista francés Max Gallo, o algunos ecologistas, celebraron ayer una jornada de debate cuya convocatoria denuncia "la ausencia de una verdadera consulta democrática de los pueblos, la falta de información, y la inexistencia de un auténtico debate pluralista sobre el Tratado de Maastricht".

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En este debate, se pudieron oir frases como que Maastricht es "la internacionalización de las multinacionales" y que "no es bueno que salga , pero tampoco es bueno que salga no".

El PE aprobó el tratado de Maastricht el 26 de abril por 226 votos a favor, 62 en contra y 31 abstenciones. El informe de la comisión revela, sin embargo, las numerosas reservas con que se votó, hasta el punto de que muchos de sus argumentos son muy parecidos a los que se están utilizando en la campaña del no. Sin ir más lejos, el PE criticó la falta de control político y parlamentario del futuro sistema bancario europeo, elemento que se ha convertido en uno de los puntos más controvertidos en el debate francés, sobre todo estos días de tempestades monetarias.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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