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PÁNICO EN LOS MERCADOS DE CAMBIO

La caída de la libra y la depreciación de la peseta provocan una crisis total del Sistema Monetario Europeo

La convocatoria urgente del comité monetario de la CE tras la salida provisional de la libra del Sistema Monetario Europeo es el dato que mejor ilustra la jornada de pánico que ayer vivieron los mercados financieros. La tensión estuvo alimentada durante toda la sesión por insistentes rumores de un nuevo reajuste que supondría la devaluación de la libra, la lira y posiblemente también la peseta.

El día fue especialmente dramático para el Gobierno británico, que fracasó en todos sus intentos para mantener la estabilidad de la libra. Primero, a las 10 de la mañana, subía los tipos de interés del 10% al 12%. Poco antes de las 13 horas los volvía a incrementar hasta el 15% -un nivel superior al alcanzado en octubre de 1990-, y todo ello después de tres intervenciones -del Banco de Inglaterra que, según France Presse, llegaron a suponer una inyección de hasta 27.000 millones de dólares (unos 2,7 billones de pesetas). Al final, a las 18.30, ante la evidencia de que todos los esfuerzos resultaban inútiles y muy cuantiosos, el Gobierno de John Major acordaba sacar la libra del SME. Después de esta decisión, la libra seguía en caída libre en el mercado de Nueva York, en donde cerró con una merma del 3,1% frente al dólar, y esta madrugada abría en Tokio con un revés que la desplazaba a 2,7780 marcos, su posición más baja en el mecanismo de cambios del SME.

La peseta también sufrió ayer una fuerte depreciación al caer en Madrid de 65 a casi 67 pesetas/marco, con evidente contrariedad para las autoridades, que consideraban infranqueable la barrera de las 65 pesetas/marco. El Banco de España intervino nuevamente a su favor, esta vez comprando 2.000 millones de marcos. Tras esto, a primer horas de la noche, la divisa española llegaba a rozar en Nueva York el mínimo de 69 pesetas frente al marco, si bien después se recuperaba hasta 67. A diferencia de la libra y la lira, la peseta en ningún momento se salió de la banda, y cerró a 104 pesetas frente el dólar.

Decepción en Italia

En Italia, donde la Bolsa de Milán vivió momentos de pánico al llegar a registrar una pérdida del 8%, que luego se redujo 5,5% -en lo que va de año lleva el 30%-, la lira volvió a caer hasta rozar un nuevo mínimo frente el marco, agotando así todos los efectos de la devaluación del 7% del pasado fin de semana. Tampoco significó ninguna mejora el anuncio del primer ministro, Giuliano Amato, de congelar el gasto presupuestario.

Con estos precedentes se iniciaba a las 11.30 de la noche, en Bruselas, la reunión del comité monetario, en el que se mantenían dos posturas claramente diferenciadas. Por una parte, Italia y, sobre todo, el Reino Unido, que se debatían entre pedir la suspensión de la pertenencia al SME de la libra, la lira y la peseta o del funcionamiento de todo el SME hasta después del referéndum de Maastricht en Francia, y por otro lado, el resto de países, que propugnaban el mantenimiento del SME a toda costa. España, representada en el comité monetario por Miguel Martín, subgobernador del Banco de España, y Manuel Conthe, director general del Tesoro, defendía la continuidad del SME y un trato diferenciado para la libra y de la lira, apoyándose en que ha sido el propio mercado el que ha dado una acogida menos desfavorable a la peseta.

El presidente del Gobierno, Felipe González, se mantenía en contacto telefónico permanente desde Berlín con el ministro de Economía, Carlos Solchaga, quien ayer permanecía reunido en Madrid con el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, el secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez, y otros altos cargos del departamento. Fuentes de Economía señalaron que no se tomará ninguna decisión sin el acuerdo del presidente del Gobierno, que ayer manifestó: "yo creo que nosotros estamos en una situación relativamente mejor, o relativamente menos mala, pero todo esto nos está afectando".

Solchaga calla

La mayoría de analistas daban por seguro que de la reunión del comité monetario saldría un nuevo reajuste o la exclusión de algunas monedas del SME.

El ministro de Economía, Carlos Solchaga, que ayer compareció en el Congreso. de los Diputados, evitó a los periodistas, lo que impidió conocer su opinión. Por su parte, el titular de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, manifestó que "la informática, la electrónica y la desregulación. financiera han conseguido que una gran masa de capital apátrida se mueva de un sitio para otro y ponga en peligro la estabilidad del sistema. Es un claro ejemplo del divorcio que existe entre la realidad económica y financiera y la prueba de que las finanzas se han convertido en un gran casino", parafraseando al premio Nobel de Economía Maurice Allais.

Además del hundimiento de la libra, la lira y la peseta, otros acontecimientos contribuyeron a enloquecer los mercados. En Suecia, el banco central acordó una espectacular subida de los tipos de interés, hasta el 500%, para advertir a los especuladores que la corona no se devaluaría bajo ningún concepto. Por su parte, los bancos centrales belga, danés y holandés bajaron sus tipos en 0,25 puntos El descenso de Holanda es significativo por tratarse de un banco que sigue miméticamente los pasos al Bundesbank, lo que se interpreta como un claro signo del mercado.

Precisamente la reproducción de unas declaraciones no autorizadas del presidente del Bundesbank, Helmut Schelsinger, en el periódico económico alemán Handelsblatt, en las que admitía que el reajuste del SME del pasado fin de semana había sido insuficiente y se mostraba partidario de otro más amplio, fue otro de los elementos que más contribuyó a excitar los mercados. Después, el ambiente se enrareció al trascender que el presidente francés, François Mitterrand, sufre un cáncer.

En medio de estas turbulencias, los Gobiernos europeos, especialmente el británico y el italiano, luchaban a brazo partido con los especuladores en un in tento desesperado de llegar hasta el próximo día 20 -fecha del referéndum francés sobre el acuerdo de Maastricht- sin efectuar un nuevo reajuste. La esperanza de lograr un sí es su última baza. En caso de ganar el no, se producirán devaluaciones generaliza das en un ambiente de sálvese quien pueda.

En Alemania, la mayoría de analistas consideraban que una nueva rebaja de los tipos de interés por el Bundesbank, el banco central alemán, sólo será posible si con anterioridad se produce un nuevo realineamiento en el Sistema Monetario Europeo (SME), informa J. M. Martí Font.

Reducción de tipos

Mientras en los mercados financieros de toda Europa -aunque mucho menos en Alemania, donde la Bolsa de Francfort se mantuvo prácticamente a la par- se clamaba, y hasta se daba por hecha, una nueva reducción de los tipos de interés por el banco central alemán, en la sede del Bundesbank en Francfort, como es de rigor, se desmentía cualquier especulación.

Los expertos financieros aseguran que lo que se está produciendo es "una carrera contra reloj" para llegar al fin de semana sin tener que tomar nuevas medidas, ya que, además de las tensiones reales en el SME, la histeria en los mercados depende del resultado del referéndum francés sobre el Tratado de Maastricht. En lo que todos están de acuerdo, sin embargo, es en que una baja de los tipos sólo se producirá si antes no se devalúan las monedas más presionadas del SME, la lira, la libra y la peseta.

Wolfgang Roeller, presidente del Dresdner Bank, el segundo banco de Alemania, pidió abiertamente un reajuste, convirtiéndose en portavoz de una opinión generalizada en el mundo financiero alemán y que, parece seguro, es también la del Bundesbank.

Los vigilantes del sistema

El comité monetario de la CE, reunido ayer en sesión de urgencia, lo integran representantes de los doce países de la Comunidad, Grecia incluida, aunque su moneda, el dracma, no pertenece al Sistema Monetario Europeo. Cada país tiene en este comité dos representantes titulares: los subgobernadores de los bancos centrales y los directores generales del Tesoro. Los puestos correspondientes a España los ocupan Miguel Martín, como número dos del Banco de España, y Manuel Conthe, director general del Tesoro.

También hay dos miembros suplentes, que, en todo caso, son igualmente altos cargos de los ministerios de Finanzas y de los bancos centrales de cada país.

El comité se reúne una vez al mes, al margen de las sesiones extraordinarias o urgentes, como la de anoche, y sus principales funciones son fijar los reajustes del Sistema Monetario Europeo, supervisar la política monetaria, vigilar para evitar especulaciones que afecten al mecanismo de cambios y preparar las reuniones del Ecofin (encuentro de los ministros de Finanzas).

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