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Sarajevo forja un general de 23 años

Mahir Zisko dirige el Instituto de investigación de Crímenes de Guerra en la capital bosnia

ENVIADO ESPECIAL Mahir Zisko lleva una carrera tan meteórica que uno teme que acabe estrellándose en una curva del destino. Brigadier general del Ejército de la República de Bosnia-Herzegovina, antes de que termine septiembre asumirá el empleo de general. Tiene 23 años, espera ser padre en breve y dirige en Sarajevo el Instituto de Investigaciones sobre la Guerra y Crímenes de Guerra, dependiente del Ministerio de Defensa bosnio.

Esta institución parece ser un objetivo prioritario para los chetniks serbios, que con sus continuos bombardeos han obligado a Zisko y las 50 personas que trabajan para él a cambiar de sede 15 veces. El antiguo restaurante Sarajevo, donde están ahora, no fue una excepción. Cayó una granada mientras hablábamos en el viejo comedor. Zisko salió como una bala. Un muerto y un herido. Un reguero de sangre descendía por las escaleras que habían sido fregadas hacía una hora. El futuro general expresó su indignación lívido, con los ojos velados.

Hijo de un bey -la aristocracia musulmana-, nació en Sarajevo y pasó un mes en prisión cuando tenía 12 años por Clavar un cartel para celebrar la muerte de Edvard Kardelj, un dirigente comunista. Su abuelo fue encarcelado en 1983 por pertenecer a los Jóvenes Musulmanes, organización que luchaba contra el comunismo para recuperar la cultura musulmana, y de la que formaron parte él y también su padre. "El movimiento no tenía inclinaciones fundamentalistas", subraya.

Ante los primeros síntomas de deterioro del sistema, en 1990 crea la Asociación de Jóvenes Musulmanes, que llega a contar con 300.000 miembros. Funda también una compañía de radio y televisión, Hyatt (Vida), con la que luchó contra la televisión oficial, en manos de los radicales serbios.

Mahir Zisko no se da importancia, habla con una tristeza que tal vez sea pesar por los compañeros muertos. Parece un general místico. De hecho, sólo desea que termine la guerra para dedicarse a la dirección del instituto y a la emisora, de la que es copropietario.

"En febrero de 1992 empezó mi carrera militar", dice. Ante las actividades de los extremistas serbios, crea una fuerza paramilitar y busca armas. La organización se convierte en una unidad partisana de boinas verdes. Diez días antes del 4 de abril, cuando comenzó el ataque a Sarajevo, asaltan las comisarías para hacerse con su armamento. Sus propios soldado! le nombraron brigadier general. "Era una especie de milicia revolucionaria", confiesa Zisko. Los boinas verdes s suman a la Defensa Territorial, germen del Ejército de la República. Zisko es llamado al Ministerio de Defensa y nombrado jefe de Información, Moral y Propaganda. Entonces le propone a su viejo amigo, el ya presidente Izetbegovic, la creación del instituto. Su idea es bienvenida.

Todo es tan veloz en su vida que resulta turbadora la calma con que parece tomársela. Un carrusel imparable. Sorprende que tuviera tiempo para encontrar mujer. Sólo entonces sonríe. "Ella me encontró a mí". Leila tiene 21 años, vive en Croacia y es hija de padre serbio y madre musulmana. Si tuviera que definir su carácter, Zisko dice: "Me gusta la acción y el cambio. Cuando hago algo nuevo siempre pongo todo el corazón". El corazón de un general de 23 años, bajo el fuego en un Sarajevo imposible.

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