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El penúltimo adiós del gobernador

Los grandes banqueros apuestan por Maastricht en la despedida de Mariano Rubio

Los presidentes de los seis grandes bancos españoles mantuvieron ayer la tradición de despedir a los miembros de su selecto club que se jubilan. El hasta hace muy poco gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, recibió un homenaje que hacía olvidar los 15 años de difíciles relaciones entre la autoridad monetaria y la banca. Los banqueros se mostraron agradecidos con Rubio, como hicieron en su día con José María Aguirre Gonzalo, Pablo Garnica, Emilio Botín padre o José Ramón Álvarez Rendueles cuando dejó el puesto de gobernador hace ocho años. En un tono distendido, todos coincidieron en que cualquier marcha atrás a Maastricht sería catastrófica.

Los diez comensales se mostraban especialmente sonrientes mientras posaban para la prensa. La mayoría lucía un color marinero y ninguno parecía tener problemas. Mariano Rubio sonreía relajado y Alfonso Escámez hacía de anfitrión, sabiendo que, probablemente, el próximo homenaje será el suyo a principios de 1993, según los estatutos del fusionado Banco Central Hispanoamericano. Mario Conde, Emilio Ybarra, Emilio Botín, Francisco Luzón, José María Amusátegui, Luis y Javier Valls y José Luis Leal hacían corros antes del almuerzo.La comida había sido convocada antes del verano, cuando los mismos comensales acudieron -sin faltar ninguno- a la primera despedida del gobernador en el salón de actos del Banco de España. Era el primer homenaje de una serie que continuará todavía durante algún tiempo. Aunque Rubio no quiso que le entregaran placas conmemorativas. "Hemos venido a despedir al gobernador", explicaba Ybarra al entrar. "El regalo va a ser la comida y la conversación", añadía con cierta ironía Luis Valls.

Y así fue. Primero habló el decano, Alfonso Escámez y luego respondió el homenajeado. Ambos fueron muy breves y se intercambiaron elogios mientras el resto escuchaba en la mesa redonda. Un menú sofisticado que consistía en revuelto de lechuga con frutos del mar, codornices estofadas a la española, turbante de helado con melocotones asados, golosinas y café. Todo ello regado con vino blanco René Barbier y tinto Viña Arana.

Después de los discursos los nueve banqueros recordaron con el ex gobernador los 15 años de intensas relaciones. Los más antiguos insistieron en que las circulares del Banco de España habían revolucionado el sector, pero habían asegurado su solvencia en los momentos de crisis. Los más nuevos hablaron menos, pero asintieron sin poner sobre la mesa temas conflictivos. Era una fiesta, no una comida de trabajo.

Luego hablaron de Maastricht. Rubio explicó su filosofía y todos se mostraron partidarios de seguir al ritmo previsto. "Todos hemos coincidido", comentaba uno de los asistentes, "en que el proceso es irreversible, que es mejor estar dentro que fuera y que dar marcha atrás sería catastrófico para España y para Europa".

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