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Miles de izquierdistas se citan en Rostock para protestar contra el racismo

ENVIADO ESPECIALLos ciudadanos de la ciudad de Rostock pudieron dormir sin sobresaltos la noche del jueves después de cinco jornadas de violencia. No se registró ni un sólo incidente entre la policía y los alborotadores de todo tipo que se han ido concentrando en este puerto industrial, a orillas del Báltico, desde que el fin de semana pasado estallara la violencia racista en el barrio de Liclitenhagen, donde se encuentra un albergue para peticionarios de asilo que fue incendiado por grupos neonazis. Las autoridades, sin embargo, temen la llegada de elementos izquierdistas que pretenden participar en la manifestación que se celebrará hoy bajo el lema: "No más pogromos".

Según el nuevo jefe de la policía de Rostock, Pieter Hempfel, más de un millar de autónomos -una de las tribus urbanas de Berlín más politizadas y militantes-, se pusieron ayer en marcha hacia la ciudad hanseática y otros tantos está previsto que lo hagan hoy.

"Será un fin de semana terrorífico, peor que todo lo que hemos visto hasta ahora", profetizó Hempfel. La prensa sensacionalista aseguraba ayer que los autónomos habrían conseguido explosivos procedentes del antiguo Ejército soviético estacionado aún en el territorio de la antigua República Democrática de Alemania.

Por su parte, los grupos neonazis y de extrema derecha, que protagonizaron la violencia de los últimos días, no parecen haber abandonado la zona y, aunque no son muy visibles, podrían estar, a su vez, esperando la manifestación antiracista para enfrentarse a ella. Es posible, asimismo, que su estrategia les lleve hacia otros lugares. Concretamente, ayer de madrugada, protagonizaron incidentes en la localidad de Stendhal, en Sajonia-Anhalt.

Omnipresencia policial

La policía sigue aumentando sus efectivos, hasta el punto de que parecen omnipresentes en el centro de la ciudad, donde periódicamente circulan haciendo sonar sus sirenas.Los vecinos de Lichtenhagen, protagonistas de los incidentes, desean ahora que no se vuelva a hablar de ellos. Ayer por la mañana, una mujer que no quiso dar su nombre, explicó que el sábado pasado, cuando se inició la violencia, lo único que los vecinos habían organizado era una manifestación de protesta en contra de las condiciones higiénicas del centenar de gitanos rumanos que, al estar lleno el albergue, acampaban frente a sus casas. "De pronto llegaron los neonazis", dijo esta mujer, "y nosotros ya no pudimos hacer nada".

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El Parlamento de Mecklemburgo-Antepomerania, se reunió ayer con carácter de urgencia en Schwerin para debatir sobre los acontecimientos de los últimos días. El democristiano Kupfer, ministro del Interior de este land, último responsable de la desastrosa actuación policial, no defendió a sus subordinados, pero excusó su falta de entrenamiento y su escasa profesionalidad.

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