¿Servidores de quién?
Afrontar esta etapa de la historia sin perder la sonrisa es cosa de héroes. Asistimos atónitos a los más crueles atentados contra la dignidad humana. Somalia y Sarajevo son claros ejemplos de nuestra pobreza, por muchas olimpiadas y exposiciones universales que organicemos. Avanzamos en eso que llaman ¿progreso? y retrocedemos a pasos de gigantes en el amor hacia nosotros mismos y hacia nuestro prójimo.Estamos convirtiendo nuestro planeta en un estercolero. Los científicos nos advierten del agujero del ozono y el efecto invernadero provocará grandes cambios climáticos en la tierra. Pero faltan compromisos concretos y eficaces. Las organizaciones ecologistas se declararon decepcionadas con el texto de la convención climática suscrita en Río de Janeiro. Los políticos parecen estar más preocupados en mantenerse en sus puestos que en mantenernos vivos.
Mientras los que dirigen no se coloquen en el lugar de los que sufren y experimenten en sus propias carnes las carencias de muchos seres humanos, que a duras penas tratan de sobrevivir en este mundo injusto, difícilmente encontraremos vías de seguridad y esperanzas.
Lo del pesebre para los cristianos eran otros tiempos. Ahora casi nos hacen creer que se puede ser santo y poseer todos los bienes de la tierra al mismo tiempo. Tratan de anular los ejemplos del padre Llanos y de tantos que han renunciado a todo por el amor. Juzgan. Desde luego, no me cabe la menor duda de que están escribiendo torcido en los renglones rectos de Dios.
Son las acciones de los que gobiernan las que pueden devolvernos esa sonrisa perdida. Si es que alguna vez entienden que están al servicio nuestro y no para servirse de nosotros.-
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