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EN LA MUERTE DEL DIRECTOR TEATRAL

Manolo Collado, la voluntad

La voluntad de trabajo ha mantenido a Manolo Collado vivo más allá de sus posibilidades físicas. El director teatral, fallecido el lunes en Madrid a los 48 años, fue incinerado ayer en el cementerio de la Almudena. Desahuciado, casi viviendo en la UVI, donde la neumonía atípica ha terminado con él, aún seguía preocupado con la dirección de La muerte y la doncella, y en la última carta que me envió me contaba que estaba luchando por la restauración del teatro Lara. Todos sabíamos que su vida se acababa, y él no cejó nunca en apurarla dentro del teatro. Había nacido en él, del matrimonio de la actriz Mercedes Sillero con el empresario Fernando Collado, autor de un valioso libro sobre el teatro durante la guerra civil española.Tuvo siempre más planes Y proyectos que suerte. La obra con la que mas éxito tuvo, la de Peter Schaffer, Equus -no sólo por el primer desnudo femenino en Madrid, sino por el debate sexual que había en la obra y sus implicaciones freudianas-, consiguió llenar el teatro de la Comedia -en cuyo centro se había instalado un ring como escenarío-, y perdió dinero. Siempre invertía más de lo posible, siempre se le iban los gastos de las manos: una manera de amar el teatro, o de cuidarlo. Un director general nuevo me habló de cómo se daban las subvenciones y de las que "se llevaba" Manolo Collado. No, son las peores, le dije, sino, más bien, al contrario: todo lo que obtiene del ministerio lo devuelve al teatro, junto con el que consigue y con el desgaste de su propia vida.

El oficio de director en Espafia no tiene más que dos salidas: o los teatros o5ciales y alguna empresa superviviente, que elige los directores, o convertirse en empresario para poder dirigir. Collado no estuvo nunca entre los favoritos oficiales, la empresa privada de Justo Alonso le ayudó hasta donde pudo, y su hermano Salvador se hizo cargo de las producciones. Manolo nunca quiso más que hacer un gran teatro: fuera de cálculos. Los más populares autores españoles le dieron sus obras: Gala, Buero Vallejo, Delibes. Buscó los grandes clásicos: Tolstol, Valle-Inclán. Y ha ido a terminar su creación con el mismo autor con que la empezó, con Schaffer: Leticia, ahora en gira por España.

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