La nueva mezquita de la M-30 inspira recelos en la gran colonia musulmana de la ciudad
La impecable moqueta de la mezquita de la M-30 ya está preparada para recibir oficialmente los pies descalzos de los creyentes. La apertura en septiembre del Centro Cultural Islámico, una fortaleza de mármol blanco aue alberea la mayor mezquita de Europa, ha provocado expectativas entre una comunidad islámica creciente a la que se le han quedado pequeñas las mezquitas y los oratorios existentes. Pero el hecho de que la dirección y la financiación sean sólo saudíes suscita recelos en la comunidad musulmana.
La mitad de los 200.000 musulmanes que viven en España se concentra en Madrid, según cálculos de Riay Tatary, director de la mezquita de Tetuán, en la calle de Anastasio Herrero. "La comunidad musulmana estable cuenta entre 40.000 y 50.000 personas, pero la población de paso puede duplicar el número".A partir de septiembre, los petrodólares de Arabia Saudí cambiarán el ahogado horizonte de las mezquitas de Madrid, que ahora sólo son el Centro Islámico de Formación Religiosa, situado en un pequeño piso de Alonso Cano, y la mezquita Abu Bakr, en Tetuán. El nuevo centro de la M-30 ha sido posible gracias a un donativo de más de 2.000 millones de pesetas del rey Fahd de Arabla Saudí. En la modesta mezquita de Alonso Cano hay capacidad para 100 personas. En los 2.700 metros cuadrados de la nueva pueden orar hasta 1.000 fieles: 800 varones y 200 mujeres.
El dinero saudí ha contribuido a la construcción de otras mezquitas y escuelas coránicas en Europa, como la de Marbella, uno de los lugares de veraneo del rey Fahd, la de Whitechapel, en Londres, o la francesa de Saint-Etienne, en Nantes. Pero la generosa financiación jamás se ha librado de controversias. Musulmanes de otros países afirman que la donación es un regalo envenenado, ya que desde estas mezquitas los saudíes imponen una concepción intolerante y retrógrada del Islam. "Arabia Saudí pretende ser la representante verdadera del Islam, pero no lo practica", afirma Jalifi Riadh, un profesor de ley islámica en Túnez de paso en Madrid.
"La mezquita Abu Bakr fue construida con dinero de todos los musulmanes y, por tanto, no depende de un solo país", aclara Tatary con firmeza. "Los que dirigen la mezquita de la M-30 son funcionarios de Arabia Saudí", declara por su parte Fares Kutayni, el administrador de Abu Bakr.
Abdel Aziz Sarhan, el director saudí del Centro Cultural Islámico desde hace siete meses, niega seguir las directrices de Arabla Saudí. Vestido con una túnica blanca, la cabeza cubierta por un velo negro, Abdel Aziz afirma que la gestión y administración del centro corresponde a la Liga del Mundo Islámico, cuya sede está en La Meca, uno de los santos lugares de los que es guardián el rey Fahd.
Aunque el centro de la M-30 permanece oficialmente cerrado, la escuela ha estado abierta este año para los hijos de los diplomáticos saudíes y los viernes se ha oído en la mezquita el salmodiar del imám, también de origen saudí.
"Hay poca relación entre las mezquitas", declara Maher Safi, el portavoz sirlo de la mezquita de Alonso Cano. Rápido, Abdel Aziz define el Centro como "el albergue principal de todas las agrupaciones musulmanas". Mientras, en Tetuán, Tatary define su mezquita como "la colmena de los musulmanes en España".
Aparentemente más preocupados por la subsistencia diaria que por el poder de los centros a los que acuden, muchos fieles afirman elegir orar en uno u otro "por comodidad".
El Escorial de Alá
El proyecto del Centro Cultural Islámico surgió en 1976, cuando los 18 países musulmanes con representación diplomática en España decidieron Financiar a partes un centro que polarizara las relaciones ctilturales hispano-árabes. El Ayuntamiento de Madrid vendió el terreno por una peseta, y se convocó un concurso internacional de proyectos que fue adjudicado a tres arquitectos polacos. Durante 11 años no se supo más del proyecto. Cansados de esperar, los musulmanes que acudían a orar a un pequeño piso de Tetuán decidieron construir la mezquita Abu Bakr. En 1987 se iniciaron las obras del Centro Cultural Islámico con la única financiación de Arabla Saudí.El centro tiene 12.000 metros cuadrados en seis plantas, tres de ellas subterráneas. El pequeño Escorial islámico alberga, además de la mezquita, un colegio para 250 niños, una biblioteca con fondos árabes, españoles, ingleses y franceses, dos salas de exposiciones, un museo, un auditorio, un restaurante, una cafetería, un gimnasio y las vivendas del director y el imam.
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