Tres embajadas para 22 países
La ruptura de los Estados del Este sume en la confusión a sus representaciones diplomáticas
En Europa Oriental, donde había tres países ahora puede haber 22. En Madrid, donde había tres embajadas, sigue habiendo tres. La Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia se han desmembrado o están a punto de hacerlo. Algunas repúblicas están a la espera de ser reconocidas por la comunidad internacional y otras, como Checoslovaquia, están todavía pendientes de ser o no ser. En Madrid, sus embajadas se debaten entre la inoperancia de la yugoslava, la incertidumbre de la checoslovaca, o la sobreactividad de la rusa.
"Aún no disponemos de folletos publicitarios de la nueva Yugoslavia. Sólo tenemos dos ejemplares para enseñar", dice Slobodan Bajic, consejero de prensa de la embajada de la antigua Yugoslavia. En la fachada, y bajo un mástil huérfano de bandera, todavía permanecen dos desgastadas placas con el nombre de la desaparecida República Socialista Federativa Yugoslava.
Serbia y Montenegro, que han creado la República Federal Yugoslava, aún no reconocida por la comunidad internacional, se quedaron con el edificio. Bajic, un serbio nacido en Belgrado, asegura que su Ministerio de Exteriores dictó una orden para que se diera ayuda consular a todos los ciudadanos de la antigua Yugoslavia, aunque reconoce que "eso es más fácil de decir que de hacer".
La embajada ex yugoslava se esfuerza en ofrecer una imagen de normalidad. Los dos diplomáticos que quedan no tienen mucho trabajo, debido al embargo que las Naciones Unidas impuso a Serbia y Montenegro. En la entrada todavía cuelgan mapas de la extinta Yugoslavia, como restos anacrónicos de algo que ya no será. En un pequeño recibidor reposan, olvidados y llenos de polvo, folletos turísticos con fotografias.
El embajador, Faik Dizdarevic, dejó el puesto hace dos meses. Según Bajic ya llevaba tres años en la embajada y debía abandonarla. Sin embargo, su destitución suena a una prolongación diplomática de las operaciones de limpieza étnica. Dizdarevíc era un musulmán nacido en Bosnia. En la embajada ya sólo quedan serbios y montenegrinos.
Ni Eslovenia ni Croacia ni Bosnia-Herzegobina, las tres repúblicas reconocidas por la comunidad internacional, han abierto representación diplomática en España. En el Ministerio de Asuntos Exteriores dan por seguro que Croacia abrirá en Madrid una delegación diplomática a medio plazo. Eslovenia, una pequeña república con escasos intereses en suelo español, llevará sus asuntos desde Londres, París o Bruselas.
Diplomacia por 'fax'
El caso de Bosnia es el más dificil de predecir por la guerra que padece. En el palacio de Santa Cruz, sede de Exteriores, se asegura que las relaciones son fluidas, "de ministerio a ministerio, a traves de fax".
Las relaciones de la diplomacia española con Serbia, Montenegro y Macedonia están en el aire. Marcos Gómez, diplomático de la Subdirección General de Europa Oriental, asegura que se "está actuando con pragmatismo y flexibilidad para mantener abiertos canales de contacto" con esas repúblicas.
En la acera de enfrente a la embajada ex yugoslava se levanta la sede de la nueva Federación Rusa. El imponente edificio, inaugurado en abril de 1991, cambió de dueño a los pocos meses. Tras la descomposición de la Unión Soviética, la comunidad internacional aceptó a la Federación Rusa como heredera de los bienes del antiguo estado socialista.
Sin embargo, en las reuniones de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) no se ha llegado todavía a un acuerdo para el reparto de embajadas. En algunas capitales occidentales, como Bonn o París, el Gobierno ruso ha cedido espacios o edificios a otras repúblicas ex soviéticas, principalmente Ucrania. En Madrid, es la Federación Rusa la que ostenta la titularidad.
"Cada república es un país soberano, tiene sus intereses específicos y lleva su propia política exterior", afirma Alejandro Sporijin, secretario de prensa. Pero todavía quedan intereses comunes derivados de 70 años de convivencia forzada, y por ello, la embajada, formada en su mayoría por funcionarios rusos, lleva los asuntos del resto de las repúblicas.
La situación en la Embajada de Checoslovaquia, tras la reciente secesión de Eslovaquia, es la de un hijo cuya custodia se disputan sus padres recien divorciados. "Estamos a la espera de saber lo que pasa, pero hasta ahora no hay nada concreto", dice la embajadora, Paulina Areznikova.
Las embajadas checoslovacas han buscado siempre la paridad étnica entre sus funcionarios. En Madrid, no obstante, la mayoría de los diplomáticos son checos, aunque la embajadora asegura que es "por pura casualidad".
Todos, menos los bálticos
Algo está cambiando en el Ministerio de Asuntos Exteriores. La subdirección general de Europa Oriental, que durante años ha sido una de las secciones más inmovilistas por la naturaleza de su área de cobertura, se está convirtiendo en la subdirección estrella.Según Marcos Gómez, funcionario de la sección de Europa Oriental, se ha pasado de trabajar sobre regímenes "cuya política exterior no variaba en años", a hacerlo con unos países "cuya política no se puede prever". La subdirección, que durante años ha sido manejada por sólo dos diplomáticos, verá aumentada su plantilla de forma sensible en breve tiempo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha definido a Rusia, Ucrania y Bielorrusia como sus prioridades diplomáticas en la nueva CEI. A la embajada de Moscú hay que sumar ya la abierta en febrero pasado en Kiev (Ucrania) y, probablemente, una futura en Bielorrusia.
Exteriores ya tiene casi ultimado un plan de apertura de embajadas en las nuevas repúblicas. Aunque todo depende de las disponibilidades presupuestarias, serían, por este orden, Zagreb (Croacia), Minsk (Bielorrusia), y Alma Ata (Kazajstán) o Tashkent (Uzbekistan). El ministerio tiene también la intención de abrir algún tipo de representación diplomática en la región del Cáucaso, probablemente en Tblisi, la capital de Georgia.
"Parece un plan muy ambicioso pero, de cumplirse, estaríamos simplemente en la media de otros países de la Comunidad Europea" señala Marcos Gómez. Las tres repúblicas bálticas, sin embargo, no disfrutarán "en ningún caso" de una embajada española. Las relaciones con Estonia, Letonia y Lituania se llevarán, respectivamente, desde las emba . adas en Helsinki, Estocolmo y Copenhague.
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