Bush da vía libre al 'superpréstamo' a Israel
El presidente norteamericano, George Bush, ha decidido recomendar "de manera entusiasta" al Congreso que apruebe las garantías para la concesión de 10.000 millones de dólares (un billón de pesetas) al "amigo especial y socio estratégico" que es Israel. La medida da nuevo vigor a las relaciones entre los dos países, enfriadas por la negativa del anterior Gobierno derechista de Tel Aviv a interrumpir la construcción de asentamientos en los territorios ocupados.
Un día después de llegar a la casa del presidente Bush en Maine, el nuevo primer ministro israelí, el laborista Isaac Rabin, ha conseguido que desaparezca el principal obstáculo a las relaciones entre los dos países, y que se reinicie lo que Bush definió ayer como "una relación especial".Desde su elección el pasado mes de junio como primer ministro, Rabin ha recorrido una gran distancia en poco tiempo. Dio el primer paso cumpliendo con la demanda norteamericana de que su Gobierno paralizara la construcción de asentamientos israelíes en los territorios que lleva ocupando desde el fin de la guerra de 1967. Es esta decisión, que su predecesor Isaac Shamir se había negado repetidamente a aceptar, la que le ha permitido conseguir el aval de Estados Unidos para poder solicitar créditos a bajo interés a instituciones privadas. El Gobierno de Tel Aviv ha anunciado que empleará estos 10.000 millones de dólares, que recibirá en el plazo de cinco años, para integrar a los inmigrantes judíos de la antigua Unión Soviética y de Etiopía que lleguen a su territorio.
Preocupación de Washington
Sin embargo, Estados Unidos ha mostrado su preocupación respecto de la distinción israelí entre asentamientos "políticos" y de "seguridad". Shamir ya había utilizado la excusa de la "seguridad" para llevar a cabo ambiciosos programas de construcción en los territorios ocupados. De acuerdo con el compromiso alcanzado ayer, Estados Unidos deducirá el coste de cualquier asentamiento "político" del crédito, aunque Bush ha asegurado que la explicación de Rabin respecto a la diferenciación entre los dos tipos de asentamientos le ha satisfecho.La política flexible de Rabin ha dado así su primer fruto dos semanas antes de que empiece en Washington la sexta ronda de las conversaciones sobre la paz en Oriente Próximo. "Soy optimista respecto a esta nueva reunión", dijo ayer Bush, "ya que el primer ministro Rabin me ha convencido de que su Gobierno está comprometido a que sea un éxito".
"Pido a la parte árabe", prosiguió, "que responda en consecuencia. Ha llegado el tiempo de que llegue la paz, no de que sólo se hable de ella", dijo. El diario Haaretz de Tel Aviv informó ayer que el antiguo embajador israelí en España, ShIomo Ben Ami, encabezaría la delegación de su país en esta ronda de conversaciones.
Horas antes de aterrizar en Estados Unidos, Rabin había recomendado que se modificara la ley que prohibe los contactos de ciudadanos israelíes con miembros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Sin embargo, Estados Unidos anunció ayer que no piensa cambiar de política frente a la organización palestina, y que todavía deben cumplirse muchas condiciones antes de que se restablezca el diálogo con ella.
Invitado de excepción
El primer ministro israelí fue tratado como un invitado de excepción, ya que, como todos aquellos mandatarios con los que Bush mantiene unas buenas relaciones personales, disfrutó de la casa de recreo del presidente en el Estado de Maine, en el noreste del país.Al final de la reunión, Rabin compartió el avión presidencial Air Force One para regresar a Washington. Antes de abandonar Estados Unidos, Isaac Rabin mantendrá entrevistas en los próximos días con el secretario de Defensa, Richard Cheney, y con el candidato presidencial demócrata, Bill Clinton.
A pesar de que el desbloqueo en la concesión de garantías que Israel reclamaba desde hace un año favorece la relación de Bush con la minoritaria pero influyente comunidad judía, algunos grupos han mostrado su desacuerdo con la política israelí de acercamiento a los árabes. El lunes, media docena de militantes de la organización ultraderechista Liga de Defensa Judía llegaron en barco frente a la casa donde estaban reunidos los dos mandatarios para desplegar una pancarta en la que se leía: "Rabin traidor". Los seguidores del rabino -Meir Kahane, que fue asesinado en Nueva York hace dos años, fueron sacados de la zona por los guardacostas, después de que el propio Bush descubriera su presencia.
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