Una niña muerta y 11 menores en estado grave al inhalar gas tóxico cuando se bañaban en una piscina
Mercedes Díez Arnaiz, una niña de 10 años natural de León, murió asfixiada en la noche del viernes al inhalar un gas tóxico mientras se encontraba en la piscina climatizada cubierta de la estación de montaña de Cabeza de Manzaneda (Orense). Otros 11 niños de entre 7 y 11 años resultaron con lesiones pulmonares por la misma causa, dos de ellos muy graves. Los pequeños se encontraban en la estación de montafia desde el pasado 1 de agosto pasando sus vacaciones en un campamento de verano de Telefónica. El gas provenía de las emanaciones del cloro empleado para la desinfección y el mantenimiento de la piscina que en ese momento manipulaba un operario de las instalaciones. Una presunta imprudencia del operario se apunta como la causa más probable de la tragedia.
Los responsables de la estación de montaña -propiedad de la sociedad anónima Meisa, en la que participa la Xunta de Galicia- atribuyeron ayer el suceso a "posibles emanaciones de algún producto de desinfección y mantenimiento de piscinas" -sin citar específicamente el cloro-, que "se estaba manipulando en el local de depuración". En cambio, otras fuentes de la estación señalaron a este periódico que "un empleado estaba trabajando con cloro en polvo" junto a la misma piscina.La ambigua versión sobre los hechos ofrecida por la dirección de la estación de montaña queda, hasta cierto punto, aclarada por los testimonios que algunos niños afectados han dado a los monitores de la colonia de verano de Telefónica. Según los pequeños, un empleado de la estación estaba removiendo cierta cantidad de cloro (alrededor de un kilo) en una cubeta con agua, en las inmediaciones del vaso de la piscina, junto a un grupo de niños, a pesar de que existen contraindicaciones especificas. La niña fallecida se encontraba en ese momento tumbada sobre una toalla, algunos estaban dentro de la piscina y otros paseaban cerca de donde el empleado manipulaba la mezcla. Los 12 niños comenzaron a tener picor de ojos, tos, mareos y ligeros vómitos
Algunos niños tuvieron que salir al exterior de la piscina climatizada "para tomar aire" y aparentemente repuestos se vistieron para acudir a sus respectivos bungalós. No obstante, una media hora después, sobre las 20.45, el estado de varios pequeños se agravó y tuvieron que acudir al botiquín, donde se observó que respiraban con dificultad debido al edema pulmonar agudo, señala Ángel Abad Ayuso, director de la colonia de verano.
Los niños, con visibles síntomas de intoxicación fueron evacuados a centros sanitarios. Los dos niños más graves (uno de ellos la niña fallecida) fueron trasladados al hospital de O Barco en ambulancia, y el resto en vehículos particulares. Mercedes Diez falleció poco minutos después de ingresar en el centro sanitario.
El director gerente de la estación de montaña, José Manuel Fernández Anguiano, reconoció a este periódico -al margen del comunicado- que la versión de los niños se ajusta a la realidad de los hechos, y que el empleado, Juan Ocampo, de 25 años, era la persona que "quizá indebidamente" estaba manipulando el cloro en el momento del trágico suceso. Ocampo declaró ayer ante la Guardia Civil y el próximo lunes lo hará ante el juez que instruye el caso. El empleado, que trabaja en la estación desde hace año y medio, sin una dedicación exclusiva para las tareas de mantenimiento de la piscina, se encontraba ayer abatido y prefirió no hacer ningún tipo de maniféstación al respecto.
Hora de cierre
Fernández Anguiano achacó la presunta imprudencia del empleado a las prisas porque los niños abandonaran la piscina, ya que ésta se cierra a las ocho de la tarde, y se habían dado varios avisos para que los pequeños abandonaran el recinto. Habitualmente para la desinfección y depuración de esta piscina -de 25 metros de largo por 12,50 de ancho- con una capacidad de 800.000 litros de agua, se utiliza cada día cerca de un kilogramo de cloro disuelto en agua, aunque esta operación "siempre se hace con la instalación cerrada al público", puntualiza Fernández Anguiano.
Dos de los niños -Carlos Cañizares, madrileño, e Irene Labrador Costela, de Vigo, ambos de 10 años- eran los que se encontraban ayer en estado más grave. Carlos fue trasladado al residencia La Paz en Madrid -anoche permanecía en la Unidad de Ciudados Intensivos- e Isabel, a la residencia materno-infantil Teresa Herrera, de La Coruña.
En el hospital de O Barco de Valdeorras, el más cercano a la estación de montaña, se encontraban ingresados ayer con pronóstico reservado los niños vigueses Manuel Ocaña, de nueve años; y Marta González, de 11 años; los palentinos Carmen Isabel Sanz, de 10, y Víctor Jesús Sanz, de nueve, y los madrileños Sergio Muñoz, de siete, y Berta Arjona, de 10 años.
En el mismo centro hospitalario, permanecían ayer ingresados de pronóstico leve Marta Rodríguez, de 9 años y natural de Santiago; Ana Vázquez, de 10 y residente en Oleiros, y el vigués Borja Rodríguez, de siete. Todos ellos evolucionan de forma favorable, según fuentes hospitalarias.
El juez de O Barco de Valdeorras, Javier de Blas, ha abierto diligencias penales para esclarecer los hechos y en los próximos días tomará declaración a los responsables de la estación de montaña, según informa la agencia Efe.
El juzgado ha enviado al Instituto Nacional de Toxicología, en Madrid, varias muestras de la autopsia efectuada a Mercedes -cuyos resultados no han sido dados a conocer- y de los elementos tóxicos que se manipulaban en la piscina, así como del agua de ésta, según indicó a este periódico Alejandro López, secretario del juzgado.
Fuentes del juzgado de Instrucción que lleva el caso explicaron ayer a Efe que ninguno de los padres de los menores intoxicados ha presentado denuncia por el momento. Las mismas fuentes añadieron que este juzgado actúa de oficio en el suceso, pero posiblemente se tenga que inhibir en favor del de Pobra de Tribes, a cuya jurisdicción pertenece Cabeza de Manzaneda. Las diligencias penales han sido declaradas secretas.
En la colonia de Telefónica veraneaban 71 niños de diferentes poblaciones españolas, en su gran mayoría híjos de empleados de la citada compañía. El director de la colonia considera que se trata de "unas instalaciones estupendas, con un funcionamiento muy bueno".
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