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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Respuesta a Savater (y 2)

Asunto: Carta al director de Fernando Savater publicada el 31 de julio de 1992, así como su anterior sobre el mismo tema (23 de julio de 1992) y mi respuesta (25 de julio de 1992). Si discutiéramos sobre el sistema de partido único, el centralismo democrático o la economía planificada desde el Estado, es posible que Savater y yo encontráramos más puntos de acuerdo que discrepancias. Pero temo que si analizáramos los problemas de la democracia liberal no ocurriría lo mismo: él ha asumido tanto aquello de que de todos los malos sistemas es el mejor, que ha acabado por creer que con llamar a elecciones cada cuatro años se acabarían todos los males de América Latina y que cualquier intento no liberal es antidemocrático. Por eso le parece más importante reclamar por la democracia liberal en Cuba que por el cese de los asesinatos de niños en Brasil: le escandaliza mucho más un fusilamiento legal en Cuba que cien enPasa a la página siguiente

Viene de la página anterior

Estados Unidos, y no se le conoce opinión sobre el golpe de Estado en Haití y los miles de asesinatos que allí se han producido desde entonces, o sobre el informe de la Unicef que da cuenta de los 15 millones de niños que luchan por la "supervivencia errática" en América Latina (EL PAÍS, 24 de julio de 1992).

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En todo esto hay una evidente y tradicional mala fe, consistente en sugerir que quienes defendemos a Cuba y su derecho a desarrollar -o rechazar-,su propio sistema sin presiones ni sabotaje externo somos estalinistas irredentos. La alternativa democracia / igualdad es falsa, pero sólo en teoría. Respecto a la democracia liberal basada en el libre juego de las fuerzas de mercado, basta observar el mapa del mundo para comprobar cuáles son sus resultados concretos y, sobre todo, cuál es la tendencia. Porque allí está la trampa: Savater, Vargas Llosa y el resto de los conversos al uso nos señalan que ése es el camino de la salvación. Tengamos democracia liberal, que luego vendrá la igualdad. Cualquier latinoamericano con un poco de conciencia de su propia vida sabe que no disfruta de ninguna de ellas; por eso Fidel Castro y la revolución cubana son populares en América Latina, aunque la política oficial los denigre.

¿Que la revolución cubana puede teminar muy mal? Claro que sí, del mismo modo. que la democracia liberal en cualquiera o la totalidad de los países latinoamericanos. La revolución cubana puede degradarse y perecer por hambre, igual que las democracias liberales. Pero si eso ocurriera todos pagaríamos caro el triste. e injusto final de una de las epopeyas más nobles y esforzadas que ha conocido la historia.

Por mi parte, doy por concluida esta breve dicusión epistolar. Savater y yo sabemos que no escribimos para convencernos mutuamente, sino por la opinión de los que dudan. Estamos en campos distintos, somos diferentes: yo soy un sofista y majadero porque defiendo la legalidad internacional y el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Él no lo es porque defiende a Estados Unidos en la guerra del Golfo (se molesta porque lo llamo "cruzado": ¿habrá que exhumar todos los artículos que publicó en este mismo periódico?) y en el bloqueo a Cuba. Ése parece ser el precio que pagan hoy muchos intelectuales para fumar puros, asistir puntualmente al derby de Epsom y no pasar por majaderos-

Madrid.

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