Los astronautas del 'Atlantis' logran poner en órbita el satélite 'yoyo' tras una complicada maniobra
Los astronautas del transbordador Atlantis lograron ayer, tras varios retrasos, poner en órbita el satélite yoyó, que realizará una de las maniobras más arriesgadas hechas en el espacio.Después de 11 intentos los astronautas pudieron desplegar un cable de 20 kilómetros, unido al satélite esférico de 500 kilos -llamado yoyó-, que será recogido 30 horas después. La estación de seguimiento del Centro Espacial de Houston (Texas), confirmó la separación. del cable a las 22. 10 horas (hora peninsular española).
Casi tres horas más tarde el satélite italiano pudo puesto finalmente en órbita.
Uno de los peligros es que el satélite yoyó, en lugar de desplazarse suavemente, se balancee con fuerza y acabe chocando con el Atlantis. Como precaución ante esta posibilidad se ha instalado un dispositivo de control remoto que los astronautas puedan activar para cortar el finísimo cable, de cobre, recubierto por capas de fibra y un grosor de 2,5 milímetros. El satélite ha sido diseñado y construido por la Agencia Italiana del Espacio, y del dispositivo de despliegue se ha encargado la NASA.
El experimento que se va a hacer con el satélite yoyó (denominado Tethered Space Systems) se ha comparado con el que realizó Benjamin Franklin en 1752 para probar que la luz era electricidad. Durante una tormenta, Franklin hizo volar una cometa con un alambre en la punta y la arrastró con un hilo que descargara la electridad que hubiera arriba. El peligroso experimento le valió un fuerte chispazo y la invención del pararrayos.
5.000 voltios
Los científicos explican que ahora, con el satélite unido a la nave, se pueden generar 5.000 voltios de electricidad mediante el cable conductor cortando el campo magnético terrestre. Con los datos de este experimento se podrán desarrollar sistemas que usen estas estructuras como propulsión para futuras naves espaciales. La electricidad generada con el cable podría ser disparada mediante un cañón de electrones en la cola de la nave.
Los expertos de la NASA están preocupados por el actual ensayo. En una operación de este tipo, aunque mucho menos ambiciosa, intentada en 1966 con una cápsula espacial Géminis y una pieza de cohete, se produjeron fuertes torsiones en un cable de fibra de sólo 30 metros de longitud. "Tenemos una idea de lo que puede suceder por las simulaciones que hemos hecho, pero no tenemos una experiencia anterior, aparte de la de Géminis", afirmó Dittemore. "Éste es un escalón muy superior que no hemos pisado antes y hay mucha excitación", añadió.
Mientras, la Agencia Europea del Espacio sigue en estado de máxima alerta por los problemas surgidos para colocar en la órbita correcta el laboratorio automático Eureca, lanzado por el Atlantis.
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