Compás de espera en Palermo
Los sicilianos temen nuevos atentados de la Mafia mientras se despliega el Ejército
Palermo no está militarizada. Es la localidad de Sicilia con más puntos necesitados de protección y, en consecuencia, la que recibirá más soldados. Pero éstos se encuentran en sus posiciones fijas y, fuera de ellas, apenas se dejan ver en las calles. Tampoco la presencia policial perceptible es más intensa que, por ejemplo, tras el asesinato de Salvo Lima o en vísperas de las últimas elecciones. Sin embargo, la capital de la Sicilia occidental ha recibido tantos nuevos carabineros que algunos hoteles de las afueras se han transformado en improvisados cuarteles para alojarlos. La gente lo sabe y, por lo general, se encoge de hombros, convencida de que así no se impedirá que la Mafia realice nuevos atentados.
"¿Para qué sirve todo esto? Aquellos, disparan y luego desaparecen. Hasta la próxima. ¿Que pueden hacer contra ellos unos soldados de reemplazo, jóvenes e inexpertos?", se pregunta uno de esos taxistas que, según las normas del correcto periodismo, no deben ser nunca citados como fuente. El problema es que su opinión tiene en este caso el apoyo de otros observadores autor¡zados.Por ejemplo, el de Ennio Pintacuda, jesuita del Instituto de Estudios Sociales de Palermo, como asesor del ex alcalde palermitano y líder del movimiento antimafia La Rete Leoluca Orlando. "El recurso al Ejército es una operación de distracción que rehúye el verdadero problema. Tanto las fuerzas del orden como nosotros hemos. lamenta do siempre que los efectivos es tén mal distribuidos y que nunca se haya logrado una buena coordinación entre los distintos cuerpos, como carabineros, policía fiscal y policía", afirma el religioso. Soldados armados con gruesos fusiles Fal y un pequeño grupo de policías de escolta protegen el centro de estudios en el que habla.
"Ha habido algunas reformas alucinantes, como la de que los puestos de carabineros pasen a funcionar con horarios propios de oficinas burocráticas y, que a partir de cierta hora, dejen un contestador que te remite al puesto de guardia más próximo. ¿Cómo se puede entender esto en una zona donde el control del te rritorio por el Estado debe ser combatido 24 horas al día?", añade Pintacuda.
Bajo las imponentes bóvedas del Palacio de los Normandos, donde tiene su despacho, le da réplica el general Paolo Gavanegli, jefe militar de la región de Sicilia. "Quiero desmentir que esto sea una operación de fachada. Lo que estamos haciendo es sus tituir e integrar a las fuerzas de policía para que se puedan dedicar más libremente a las funciones de investigación y localización de fugitivos que les son propias", explica.
Según el decreto aprobado por el Gobierno, el Ejército podría colaborar también en controles móviles u operaciones de rastreo, y retener a sospechosos hasta que llegue la policía judicial para detenerlos. "Pero nosotros actuamos a petición de los gobernadores, que, hasta ahora, sólo nos han solicitado que pro tejamos edificios y casas. Es algo a lo que estamos acostumbrados, porque lo hacemos en los cuarteles todos los días. En cambio, no podríamos, por ejemplo, escoltar a personas, ya que esto requiere una preparación distinta", indica el general.
Sus argumentos no caen totalmente en el vacío. Alfredo Morvillo, hermano de la esposa del juez Giovanni Falcone, muerta con él en el atentado de mayo, y el mismo teniente fiscal en Palermo enfrentado a su actual jefe como lo estuvo Falcone, fue inicialmente citado por la prensa como contrario al despliegue del Ejército, que habría valorado como "una simple broma". "Nunca dije eso. Cuando los periódicos lo sacaron, yo todavía no había abierto la boca", puntualiza Morvillo. "La verdad es que si el envío de Fuerzas Armadas es una iniciativa seria orientada a recuperar el control del territorio por parte del Estado, si los soldados suplen, como están haciendo, a la policía para que ésta se concentre en sus tareas propias, sea bienvenido y se convierta en permanente".
El cuñado de Falcone habla en su despacho del Palacio de Justicia, un mundo de cerrojos automáticos y puertas blindadas bajo los altos techos de una arquitectura fascista. A la entrada, se ven tantas pistolas abultando bajo las camisas que, si estallara un tiroteo, resultaría dificil distinguir a los buenos de los malos.
En este llamado Palacio de los Venenos, que impulsaron a Falcone a tomar la senda de Roma, se oyen las versiones más o menos informadas sobre el evidente arreglo de cuentas, simultáneo en el nivel de la Mafia y en el de la política. Hay quien prevé una próxima detención del gran jefe de los corleoneses, Salvatore Totó Riina, y añade que ésta no supondría una derrota de la Mafia, ya que el centro del poder se estaría trasladando hacia Palma de Montechiaro, el pueblo del Gattopardo, en Agrigento, donde dominan las familias Caruana-Cuntrera, que operan desde Venezuela y México.
La eficacia del Ejército
"¿Cómo vamos a creer en la eficacia del Ejército, si el que lo manda, el ministro de Defensa (el socialista Salvo Andó) ha sacado todos sus votos en Catania y hay que ver quén se los ha dado?", lanza un periodista local en ese marco. ¿Qué opina el fiscal Morvillo de tales comentarios? "Son cosas que la gente habla en sus casas, y que yo no puedo comentar en público", responde. Pero en la situación actual, ¿no es cierto que si se nombrara un fiscal jefe irreprochable para Palermo, éste saltaría pronto por los aires, como Falcone y Borsellino? "Qué le voy a decir. De ese tema no quiero hablar", se obstina el magistrado. ¿Bastan más policías para mejorar las investigaciones? "No. Hay que cambiar el método. últimamente se había detenido a varios fugitivos importantes, y debo decir que esa actividad siempre es muy difícil". ¿Morvillo es, pues, optimista? "En absoluto. Ésa es mi respuesta. En absoluto".
Pintacuda es más explícito en cuanto al arreglo de cuentas que se realiza, pero advierte sobre la tentación de simplificarlo en términos de simples bandas, de Corleone contra Agrigento. "Ésos son sólo la parte militar, pero el arreglo de cuentas llega mucho más arriba a través de esa cadena de intereses que es la Mafia, volcada en el tráfico de drogas y de armas. No hay más que ver el punto al que han llegado las pugnas internas en los partidos, que cada vez se parecen más a las pugnas entre bandas mafiosas. ¿Cómo entender que un ministro (el democristiano Vincenzo Scotti) haya renunciado a Exteriores para seguir siendo fuerte en el partido? El problema es quitar la inmunidad a los que protegen a la Mafia, y eso es mucho más difícil que enviar al Ejército", dice el sacerdote.
Ennio Pintacuda tercia también en la polémica que estos días opone al ex primer ministro democristiano, Giulio Andreotti, y a Leoluca Orlando, quien, por problemas de seguridad, no podrá volver a Palermo al menos hasta dentro de mes y medio. Durante un reciente almuerzo con periodistas extranjeros, Andreotti, tachado por Orlando de protector de mafiosos, rompió su costumbre y respondió con la afirmación de que "con el tiempo se verá que políticos que presumen de combatir a la Mafia en realidad son mafiosos".
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