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Una empresa radicada en EE UU fue clave para el programa militar del régimen de Bagdad

En la primavera de 1988, la Matrix-Churchill Corp., una oscura empresa establecida en el Estado norteamericano de Ohio propiedad del Gobierno iraquí, hizo una suculenta propuesta a una compañía de California: la construcción en Bagdad de una factoría de fibra de vidrio para mamparas de ducha y cañas de pescar, cuya inversión alcanzaría los 15 millones de dólares (casi 1.500 millones de pesetas).

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La empresa Glass Incorporated International empezó los trabajos de construcción de la planta, a pesar de las advertencias del Departamento de Estado de que Irak no debía obtener dicha tecnología, ignorando que el Departamento de Comercio norteamericano había aprobado el proyecto.A finales de 1990, responsables del Gobierno de Estados Unidos requirieron de la empresa californiana la siguiente información: con los aviones de' combate de EE UU preparados para bombardear Irak, había que localizar en los mapas militares la ubicación exacta de la prácticamente terminada factoría iraquí. Funcionarios del Pentágono e investigadores federales están convencidos ahora de que la planta, destruida durante la guerra del Golfo, fue planificada no para satisfacer las necesidades de los consumidores iraquíes, sino para formar parte del complejo militar industrial de Irak.

En septiembre de 1990, más de un mes después de la invasión de Kuwait por tropas iraquíes, la comisaria de aduanas de Estados Unidos, Carol Hallett, ordenó el cierre de las oficinas de Matrix-Churchill en Ohio, y declaró que dicha empresa había sido "comprada por intereses iraquíes con el propósito específico de adquirir ilegalmente alta tecnología militar". Tras largos meses de investigación, los funcionarios estadounidenses llegaron a la conclusión de que se trataba solamente de una ínfima parte de la vasta red en el exterior del presidente Sadam Husein que incluía importantes empresas diseminadas por Europa occidental.

Sobre el papel Matrix-Churchill Corp. era una subsidiaria de Matrix-Churchill Ltd., una empresa de herramientas afincada en Coventry, que era. una pieza clave en la intrincada red. Pero a medida que las distintas compañías de tapadera quedaron al descubierto, apareció el último y auténtico jefe de la compañía: Husein Kamel Majid, yerno de Sadam y el hombre encargado de la supervisión de las operaciones de adquisición de armas por parte de Irak. Funcionarios estadounidenses aseguran que Matrix-Churchill ayudó a Irak en la adquisición de componentes para la construcción de proyectiles Howitzer a través de una compañía establecida en Virginia y en la compra de maquinaria japonesa conocida como jig grinder, que fue destruida por uno de los equipos de las Naciones Unidas, que llegó a la conclusión de que fue utilizada en el programa de armamento nuclear de Sadam.

En las inspecciones llevadas a cabo en Irak tras la guerra, los equipos de la ONU hallaron tomos útiles para la construcción de armas nucleares que llevaban el logotipo de Matrix-Churchill, aunque no pudieron determinar si habían sido suministrados por la planta norteamericana o la británica.

Gordon Cooper, un británico que fue director ejecutivo de Matrix-Churchill en Ohio, insiste en que la compañía nunca estuvo envuelta en actividades ilegales, y asegura que "la única cosa de la que Matrix-Churchill es culpable es de haber sido. propiedad de los iraquíes en un mal momento".

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