Estados Unidos afirma que está preparado para lanzar una operación militar contra Irak
El presidente norteamericano, George Bush, permaneció toda la mañana de ayer reunido con sus asesores militares, dando al mundo la sensación de que Estados Unidos y sus aliados están preparados; para utilizar la fuerza contra Irak en cualquier momento. Mientras llegaban desde el Pentágono informes de que la fuerza norteamericana desplegada en el Golfo estaba lista para pasar a la acción, altos funcionarios de la ONU sugirieron anoche que las conversaciones que hoy celebrarán con el embajador iraquí Abdul Amir al Anbari serán la última oportunidad para Irak de evitar una intervención militar.
El secretario de Estado norteamericano, James Baker, dio una vuelta de tuerca más a la presión ejercida por su país al asegurar desde Filipinas que las posibilidades de recurrir a la fuerza para que se cumplan las resoluciones dictadas por la organización internacional son "muy, muy serias" y que, para ello, no era necesario una nueva decisión del Consejo de Seguridad de la ONU. La clave del conflicto sigue siendo la negativa de Irak a permitir la labor en su país de la comisión encargada del desmantelamiento de su arsenal militar."Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que ciertos tipos de utilización de la fuerza en esta situación no requieren una nueva resolución del Consejo de seguridad de la ONU. Hay otros tipos de recurso a la fuerza que sí requerirían tal autorización. Nuestro presidente declaró que no descartábamos ninguna acción", afirmó el responsable de la diplomacia norteamericana en la capital filipina.
En estos momentos EE UU tiene concentrado en el Golfo un dispositivo naval con 24 navíos de guerra dispuestos a intervenir en el momento oportuno.
Al Anbari consideró, dando muestras de exagerado optimismo, que estaba cerca un acuerdo que permitiera la reanudación de la misión de la ONU en Bagdad, pero lo condicionó a que el responsable de esta misión, Rolf Ekeus, diese el visto bueno a la propuesta del régimen de Sadam Hussein para proseguir con las revisiones de armamento, contenida en la respuesta entregada anoche al Consejo de Seguridad.
Visiones distintas
Ekeus desmitió el optimismo del representante iraquí. "Esa es su visión", dijo al negar que se hubiese llegado a un acuerdo.
Ekeus y Al Anbari mantienen desde hace días unas negociaciones secretas para tratar de terminar con el bloqueo de la situación que se tradujo con la salida de Bagdad de cinco inspectores de las Naciones Unidas, a quienes les fue impedido el acceso al edificio del ministerio de Agricultura iraquí donde presuntamente se esconden planes para la construcción de armas de destruccíón masiva.
"Hemos cubierto todos los temas ... No hay nada más que discutir; sólo queda ahora la respuesta final de Irak", dijo anoche Ekeus al aludir a que dicha contestación se espera para hoy. El representante de la ONU también sugirió que sus conversaciones con Al Anbari han intentado evitar una eventual acción militar por parte de EE UU y sus aliados pero que los contactos de hoy serán los últimos.
Por su parte, Al Aríbari explicó ayer que no existen impedimentos a que las revisiones de armas prosigan siempre y cuando se respete "la soberanía y dignidad" de Irak. Mientras, en Irak se desataba una campaña en la que se pedía a la población que humillara a los inspectores de las Naciones Unidas que permanecen en su territorio.
En esa campana se acusa a los enviados de la organización internacional de ser agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y se les dedica toda una serie de insultos como "salvajes", "despreciables", "criminales" y ladrones". "Nadie debería darles un vaso de agua, conducir un coche para ellos, guiarlos o contestar a su preguntas", se añade en las instrucciones a la población.
Por el momento se desconocen las conclusiones de la reunión que el presidente norteamericano George Bush mantuvo en Camp David con el vicepresidente, Dan Quayle; el subsecretario de Estado, Lawrence Eagleburger; el secretario de Defensa, Dick Cheney; el Jefe del Estado Mayor, Colin Powell; el consejero nacional de Seguridad, Brent Scowcroft y el director de la CIA, Robert Gates.
La impresión que prevalecía anoche en los medios politicos norteamericanos, sin embargo, es que si el régimen de Sadam Husein no efectúa una marcha atrás inmediata, Estados Unidos se sumará a la petición apoyada por el Reino Unido y Francia de que el Consejo de Seguridad imponga un ultimátum a Irak.
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