Polémica nacional en Israel por el congelamiento de los asentamientos judíos
La decisión del Gobierno israelí de Isaac Rabin de congelar parcialmente la construcción de asentamientos judíos en los territorios ocupados está suscitando una polémica nacional en el país, y recibe críticas tanto de la derecha como de la izquierda. Esta decisión, tomada conjuntamente por los ministerios de Hacienda y de Vivienda, significa la paralización de la construcción de 6.880 casas y una decena de carreteras, y permitirá ahorrar alrededor de 1.000 millones de shekels (43.000 millones de pesetas).
Este dinero, subrayó el ministro de Hacienda, servirá para desarrollar obras de infraestructura en territorio israelí, para crear empleos y mejorar las condiciones de vida de las capas más desfavorecidas de la población.El ciudadano de a pie, mientras tanto, está impresionado por la celeridad de las decisiones del nuevo Gobierno. Lo que no impide que se estén multiplicando las críticas. Desde la derecha se registró una primera manifestación de colonos judíos, incluyendo diputados del Likud, el partido del ex primer ministro Isaac Shamir, quienes advirtieron a los laboristas que "no les dejaremos actuar sin reaccionar" y que "les haremos la vida imposible".
"Estamos dispuestos a todo para luchar contra este crimen de dimensiones históricas; no nos dejaremos ahogar por vuestros decretos", reza el texto de una carta dirigida por le comité de acción del asentamiento de Kiryath Arba, cerca de Hebrón, en Cisjordania, al ministro de Vivienda, Ben Eliezer. Éste contestó en seguida, a través de una cadena de radio, al afirmar que el Gobierno actuará "con toda la firmeza necesaria contra los perturbadores".
Desde la izquierda, mientras tanto, el movimiento Paz Ahora critica también a Rabin, en este caso por haber paralizado sólo la instalación de nuevas casas a la vez que sigue financiando la construcción, ya en marcha, de más de 10.000 viviendas de colonos judíos en Cisjordania, en Gaza y en los alrededores de Jerusalén.
"Este despilfarro de los recursos nacionales en beneficio de un movimiento anexionista que lucha en contra de la paz contradice vuestros compromisos electorales", reza una carta de Paz Ahora a Rabin. "Las construcciones en curso van a tener como consecuencia un aumento del 50% de la población judía en los territorios ocupados, que pasará de aquí al 1993 de 100.000 a 150.000".
Reticencias del Meretz
"No participaremos en un Gobierno que acepta añadir 50.000 colonos judíos más en los territorios ocupados", titulaba en primera página, a ocho columnas, el periódico sionista de izquierda Al Hamishmar, próximo al partido Meretz.
"El hecho de que nos critiquen tanto desde la derecha como desde la izquierda prueba que vamos por el buen camino", recalcó por su parte el ministro de Vivienda. Aunque parece descartado que estas primeras discrepancias de la coalición desemboquen en una crisis de Gobierno, atestiguan las dificuldades que esperan al nuevo primer ministro israelí si persiste en intentar a la vez nadar y guardar la ropa en el delicado problema de los territorios ocupados.
La violencia, mientras tanto, sigue en estos territorios. Un niño palestino de seis años murió ayer al ser alcanzado el coche conducido por su padre por los disparos de soldados israelíes que habían montado un control de carretera en el sur de la franja de Gaza.
Por otra parte, los ministros de Asuntos Exteriores de Siria, Jordania y Líbano, así como el responsable de las relaciones exteriores de la Organización para la Liberación de Palestina, expresaron ayer, después de una reunión conjunta: en Damasco, su disposición a entablar una nueva ronda de negociaciones con Tel Aviv.
Según la radio israelí, esta próxima sesión -la sexta- de las negociaciones bilaterales de paz entre los países árabes e Israel se celebrará a principios de agosto en Washington, y durará tres semanas.
