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Quince años no es nada

El 'caso Ibercorp' oscurece la labor de Mariano Rubio en el Banco de España en el momento de su despedida

La gestión de Mariano Rubio al frente del Banco de España ha sido intensa y controvertida. Desde julio de 1977 en que asumió el cargo de subgobernador, hasta el último día de su mandato, Rubio ha ejercido su autoridad con mano de hierro. Fiel al ejemplo de su inmediato superior, Carlos Solchaga, al gobernador no le ha temblado el pulso al tomar decisiones duras o polémicas. Su estilo implacable le ha creado innumerables enemigos en el sistema financiero, en las fuerzas políticas y en el propio banco emisor, según se ha podido comprobar cuando la situación se ha vuelto contra él. Sin embargo, el balance de sus 15 años en la cúpula de la autoridad monetaria arroja un saldo positivo, con algunas manchas producto de ese estilo personal que le ha llevado en algunas ocasiones a ser juez y parte de los problemas.El propio gobernador ha escrito su testamento político de esos tres lustros en el Banco de España. Aunque Rubio no se atrevió a leer su balance, contenido en 15 jugosas páginas, en su última intervención pública con motivo de la inauguración de la asamblea de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). Se limitó a repartir el discurso a los periodistas allí presentes, para que quedara constancia, mientras decía unas palabras condescendientes ante un público acostumbrado a escuchar sus críticas, consejos y sugerencias, que se convertían en órdenes por el sólo hecho de venir de quien venían. Y es que su autoridad nunca había sido puesta en entredicho hasta que estalló el escándalo Ibercorp.

Su balance personal comenzaba con una frase lapidaria, digna de Rubio. "Este periodo ha sido testigo de una extraordinaria transformación de nuestro sistema ,financiero", escribió el gobernador. "El mero recordatorio de los cambios legales y hechos financieros importantes que han tenido lugar en estos tres lustros bastará para comprender la trascendencia de las trasfórmaciones en el sistema bancario en general y de las cajas de ahorro en particular".

Muy esquemáticamente, el haber de la gestión de Rubio en el Banco de España está compuesto por los siguientes hechos:

40 Lucha contra la crisis bancaria. El sistema financiero sufrió una dura crisis, iniciada a finales de los setenta, que se cobró numerosas víctimas en los ochenta -Más de 50 entidades incluyendo los bancos de Rumasa-, con flecos que han llegado hasta este mismo año. El Banco de España emprendió una política muy activa de defensa del sistema bancario, con la creación del Fondo de Garantía de Depósitos en Establecimientos Bancarios (FGD) y la intervención directa de numerosas entidades. La crisis se ha saldado con muy pocas bajas, aunque la actuación personal de Mariano Rubio ha sido criticada en algunas instancias, que le han llegado a acusar de actuar de forma discrecional, favoreciendo a unos banqueros frente a otros.

Racionalización de la política de coeficientes bancarios. Después de largos años de intervencionismo, el banco emisor convenció al gobierno socialista para emprender un calendario de reducción de estos coeficientes, que han pasado de más del 40% del pasivo de las entidades financieras, al 4,5% actual.

Aumento de los niveles de solvencia. Paralelamente a la reducción de los coeficientes de pasivo, la autoridad monetaria ha llevado a cabo una política de mejora de los ratios de solvencia de bancos y cajas, siguiendo las directrices de la Comunidad Europea. El sistema financiero español tiene una alta solvencia, gracias a los duros coeficientes de recursos propios impuestos desde la autoridad monetaria.

Desregulación y liberalización financiera. Durante los últimos 15 años -sobre todo en la década de los ochenta-, el sistema financiero ha registrado un proceso de desregulación y liberalización, que ha favorecido la competencia. La entrada de la banca extranjera -a la que los bancos españoles se opusieron con todas sus fuerzas-, el desbloqueo del statu quo bancario, la irrupción de nuevos productos y la entrada en vigor de un nuevo marco acorde con la política liberalizadora de la CE, han contribuido a mejorar el funcionamiento del sistema.

Transparencia de los mercados y mayores controles de la operativa bancaria. Estos años han sido también testigos de un gran proceso de transparencia de la operativa bancaria, unido a un control exhaustivo de las entidades. Las circulares del Banco de España, las nuevas obligaciones de información, la irrupción de las auditorías externas y el incremento de la capacidad de actuación de la inspección oficial han contribuido a tener unos bancos y cajas de ahorros más transparentes y solventes. Con excepciones, por supuesto. La Ley de Disciplina e Intervención, de 1988, marcó un hito en el sistema bancario.

Desarrollo de los mercados monetarios. Desde el Banco de España se ha liderado la creación de unos mercados monetarios en línea con el resto de los países occidentales. En 1976 se creó el Servicio Telefónico del Mercado Monetario y un año después se introdujo el sistema de subastas para acceder a la financiación oficial. Este instrumento fue el germen de una política monetaria basada en los mecanismos de mercado, que ha tenido que ser utilizada -para algunos, en exceso- como única política antiinflacionista ante la falta de una política fiscal y de rentas lo suficientemente agresiva. La creación de los mercados monetarios continuó con la normalización del mercado interbancario, la puesta en marcha del sistema de anotaciones en cuenta de deuda y el sistema nacional de compensación electrónica.

Política de concentración bancaria. El Banco de España y el Ministerio de Economía y Hacienda han jugado un papel muy activo en el proceso de fusiones de bancos y cajas de ahorro en nuestro país. Ello le ha costado muchas críticas a Rubio, porque según sus enemigos, ha apoyado a los banqueros más ortodoxos o del establishment, en contra de nuevas figuras emergentes en el sistema financiero. Rubio ha intervenido en algunas operaciones -con éxito o frustradas- y ha dirigido personalmente el proceso de fusiones, con los resultados ya conocidos.

Entrada en el Sistema Monetario Europeo. El Gobierno decidió en 1989, semanas antes de la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la CE en Madrid, integrar la peseta en el Sistema Monetario Europeo (SME). Con esa en trada en la banda ancha del SME se buscaba una mayor disciplina monetaria que ayudara a la convergencia española con el resto de los países comunitarios. No está clara la actitud que mantuvo Rubio ante esa decisión, aunque públicamente la apoyara y se ocupara del control de las oscilaciones de nuestra divisa frente al resto de las monedas de la CE. El gobernador tuvo además una intervención muy activa en la elaboración del plan Delors, auténtico germen de la unión económica y monetaria decidida posteriormente en Maastricht.

Pero no todo ha sido positivo. En el debe de Mariano Rubio figuran algunas intervenciones personales que han sido duramente criticadas por los banqueros y algunos políticos. El gobernador ha jugado duro para imponer sus criterios en' los procesos de fusión de entidades financieras, actuando a veces de fórma discrecional. Ya en la OPA frustrada del Banco de Bilbao sobre Banesto, Rubio apoyó abiertamente a José Ángel Sánchez Asiaín y no dudó en atacar a Mario Conde, que al final ganó la batalla. Mariano Rubio nunca perdonó al presidente de Banesto que deshiciera los planes oficiales de fusión -Bilbao-Banesto y Central-Vizcaya-, como se demostró posteriormente al no apoyar el proyecto Central-Banesto, que se tuvo que romper.

Ya antes, el gobernador había nombrado y desnombrado presidentes en algunas entidades en apuros. La entrada en el Banco Hispano de Claudio Boada o el nombramiento de José María López de Letona como presidente de Banesto en sustitución de Pablo Garnica despertó todo tipo de suspicacias sobre el excesivo intervencionismo del Banco de España en la resolución de las crisis bancarias. Más tarde, Rubio contribuyó a la caída de Sánchez Asiaín en el BBV, aunque en esta ocasión fueron las dos facciones de este banco quienes le pidieron el laudo.

Sus enfrentamientos con José María Ruiz Mateos, Javier de la Rosa, Alfonso Escámez, o el propio Mario Conde también fueron motivo de polémica o de crítica en su día. De todas ellas, su actitud frente al poder emergente de Mario Conde ha sido la más llamativa. En varias ocasiones, Rubio hizo declaraciones públicas muy críticas contra Conde, que contaron en su día con el apoyo de algunos banqueros del establishment y la repulsa generalizada del sistema financiero. A lo mejor por eso, a nadie le ha extrañado que a última hora la mayoría de los banqueros le hayan dado la espalda a Mariano Rubio.

Una etapa en el dique seco

Tras el nombramiento de nuevo gobernador del Banco de España, Mariano Rubio inicia ahora una etapa en su larga trayectoria profesional. Abandona la vida pública con 61 años, después de más de 30 en diversos cargos de la Administración. Deja además el cargo en medio de un gran escándalo motivado por el caso Ibercorp.Desde hoy mismo, Rubio tiene por delante un periodo de dos años en los que no puede ejercer ninguna actividad financiera. La Ley de Organos Rectores del Banco de España, de 21 de junio de 1980, establece claramente en su artículo 60 que el gobernador, "al cesar y durante los dos años posteriores, no podrá ejercer actividad alguna en entidades privadas de crédito y ahorro". Quiere esto decir que si quisiera volver al mundo financiero, lo haría con 63 años cumplidos, en un sector dominado por la juventud.

Su antecesor en el cargo, José Ramón Álvarez Rendueles, también tuvo que cumplir esos dos años de incompatibilidad, aunque los pasó con despacho y sueldo del Banco de España, en calidad de asesor. Mientras tanto, pudo entrar en varios consejos de administración de empresas privadas, hasta que se le acabó el plazo y fue nombrado presidente del Banco Zaragozano. En fuentes del Banco de España no se descarta que Rubio pueda mantenerse en el edificio de la calle de Alcalá de Madrid, aunque él ha dicho públicamente que en octubre piensa trabajar en la empresa privada.

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