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Cosa de catalanes

Hace un año, Jordi Pujol se quejaba abiertamente de que el esfuerzo de la Generalitat en la organización de los Juegos no se reflejaba en los medios de comunicación. Miembros del Gobierno, dirigentes de CDC y publicistas eran requeridos al Palau de la Generalitat para escuchar una misma cantinela: la Generalitat está haciendo todo lo que puede y más; y ese mensaje debe llegar a todos.

Pujol denunciaba abierta mente que el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, presentaba la Generalitat ante los ciudadanos como una institucion contraria al proyecto olímpico. En Julio de 1989, decepcionado, Pujol aseguraba: "Si todo sale bien, el mérito será para el Ayuntamiento. y el PSC; si algo sale mal la Generalitat tendrá la culpa".

Privadamente, el presidente autonómico reflexionaba meses más tarde: "Los Juegos no son de España, eso lo ya lo saben todos; por eso me opuse a que cuajara la idea de que los Juegos eran cosa de la Administración central". Y decidió poner en primera línea de sus reivindicaciones la catalanización de los Juegos. "A medida que se catalanicen más y más, los Juegos aparecerán como algo de los catalanes", dijo en una reunión del Gobierno catalán. El tiempo parece haberle dado la razón.

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