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Bill Clinton propone "un nuevo consenso nacional".

Antonio Caño

La fiesta ha terminado. Para el ya oficial candidato demócrata, Bill Clinton, comienza la hora de la verdad. En el acto de clausura en Nueva York de la convención de su partido, después de cuatro días de apoteosis que terminaron con globos, abrazos y lágrimas de emoción, la nueva figura de la oposición propuso "un nuevo consenso, nacional" para derrotar al republicano George Bush y recuperar la presidencia.

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Así como Franklin Delan.o Roosevelt ofreció su new deal y John Kermedy presentó la política de nueva frontera, Bill Clinton ha querido resumir su programa político en el concepto new covenant (nuevo consenso),"un solemne compromiso entre el pueblo y su Gobierno, basado no solamente en lo que cada uno debe recibir, sino' en lo que cada uno debe aportar para recuperar Estados Unidos". El proyecto recuerda mucho las famosas palabras de Kennedy: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino qué puedes tú hacer por tu país".En nombre de la clase media

"En nombre de toda la gente trabajadora, dijo Clinton en su discurso de la noche del jueves "de los que pagan sus impuestos crían a sus hijos y acatan las leyes, en nombre de los norteamericanos que pertenecen a nuestra olvidada y sacrificada clase media, acepto la candidatura para la presidencia de Estados Unidos de America".

Los aspectos más destacados de su mensaje fueron:

- Una continua mención de las palabras cambio, esperanza, familia y Dios.

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- Una oferta de gobierno para, todos los norteamericanos: "La oportunidad que ofrecemos no es conservadora ni liberal, demócrata o republicana. Es diferente, es nueva, y funcionará".

- La confianza en la iniciativa privada: "Queremos decir a los empresarios y a los hombres de negocios que les daremos más incentivos, más oportunidades que nunca para que puedan cumplir con su misión de crear puestos de trabajo dentro de una nueva economía global".

- Unas esperanzas para la clase media: "Deseamos un país donde la clase media tenga más ingresos, no más impuestos; donde los ricos no sean perseguidos, pero donde la clase media no se vea perjudicada tampoco".

- Un llamamiento a la unidad nacional: "Por mucho tiempo, los políticos han hablado de lo que no les gusta como algo ajeno. Siempre han hablado de ellos; ellos, las minorías; ellos, los liberales; ellos, los pobres; ellos, los homosexuales, ellos, ellos, ellos. Pero no existen ellos, todos somos lo mismo. Una sola nación, con un mismo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos".

- La incorporación de nuevas prioridades de Gobierno, como la conservación de la naturaleza y la defensa del derecho de la mujer a decidir sobre el aborto: "Yo no soy proaborto, soy favorable a que la mujer pueda decidir libremente".

- Una política exterior basada en el concepto de: "El mundo necesita unos Estados Unidos fuertes, pero la fortaleza de Estados Unidos comienza en casa".

Bill Clinton dijo que el papel que Estados Unidos desempeña en el mundo ha caído estrepitosamente durante la Administración de George Bush, y prometió devolver a su país al primer plano internacional. "Bush prometió que no seríamos uno más entre Angola y Zimbabue, pero ha conseguido que, económicamente, seamos uno más entre Alemania y Sri Lanka. Hemos caído tan bajo y tan vertiginosamente", afirmó, "que el primer ministro de Japón dijo hace poco que sentía pena por Estados Unidos. Cuando yo sea presidente no nos mirarán por encima del hombro con piedad; nos mirarán hacia arriba con respeto".

Rechazo a los tiranos

El candidato demócrata garantizó que su Gobierno "nunca respaldará tiranos, ni en Bagdad ni en Pekín", y aseguró que será "el campeón de la causa de la libertad, desde Europa del Este hasta Suráfrica, desde Haití hasta Cuba". Al mismo tiempo, Clinton prometió un Estados Unidos con "la mayor capacidad defensiva del mundo, listo y dispuesto a utilizar la fuerza cuando sea necesario".

Los demócratas recuperan el arma de los valores familiares

Le va a ser muy difícil ahora al Partido Republicano esgrimir el arma de los valores familiares contra esta pareja de candidatos demócratas a los que -si es cierto todo lo que dijeron el jueves en su convención- a amor por la familia no hay quien les gane. Al Gore y Bill Clinton parecían haber entrado en una competencia sobre quién provocaba más lágrimas, entre los 5.000 delegados presentes en la cita, con sus historias familiares.El candidato a la vicepresidencia empezó relatando la terrible experiencia de su hijo Albert, que estuvo a punto de morir cuando fue atropellado, hace tres años por un automóvil. "Mi esposa y yo nos quedamos un mes entero, día y noche, junto a la cabecera de su cama rezando por su vida", explicó Gore.

Clinton, por su parte, continuó con una emocionante declaración de amor a su madre, sus abuelos y su esposa, de los que dijo que le habían enseñado más que todos los profesores que había conocido a lo largo dé su vida.

Tanto Bill Clinton como Al Gore citaron en varias ocasiones sus raíces en dos pequeños pueblos del profundo sur norteamericano, donde, dijeron, se criaron apegados a las tradiciones y al espíritu emprendedor de este país.

Todo terminó en la noche del jueves con una gran celebración de las dos familias juntas, esposas, hijos y abuelos, donde no faltaron unos breves pasos de baile del matrimonio Gore a los acordes del Graceland del cantautor Paul Simon, en homenaje a otro mito de la música, Elvis Presley.

¡Que venga ahora el vicepresidente Dan Quayle a decirle al electorado norteamericano que los demócratas no tienen valores tradicionales y familiares!

"Hope y Carthage -los pueblos de Clinton y Gore, respectivamente- son lugares donde la gente se entera de cuando uno nace y sé apena cuando alguno muere. Ese es el país que queremos construir nosotros", dijo el candidato a la vicepresidencia Al Gore.

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