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Crespo aplica la 'ley Corcuera' para cerrar un bar usado por 'yonkis'

El delegado del Gobierno en Madrid, Segismundo Crespo, ordenó ayer la clausura durante tres meses del bar Ex-Loco, situado en la céntrica calle del Clavel, en aplicación de la denominada ley Corcuera. Dicho local, que carece de licencia de apertura municipal, está considerado por la policía como "un foco de atracción" al que confluyen tanto de día como de noche "cientos de drogadictos y prostitutas" para aprovisionarse de bebidas y alimentos.El Ex-Loco viene siendo desde hace meses un motivo de preocupación para la policía, ya que en sus alrededores se produce a cualquier hora del día o de la noche una importante concentración de yonkis. Éstos acuden al establecimiento para comprar Coca-Cola, agua, leche y limones, cuyo zumo utilizan para preparar sus dosis de heroína, según fuentes policiales.

Segismundo Crespo decidió ayer, a la vista de los informes efectuados por los agentes policiales, firmar una orden decretando el precintado del local al amparo del artículo 23 de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana o ley Corcuera. Este apartado considera infracción grave "la apertura de establecimientos y la celebración de espectáculos públicos o actividades recreativas careciendo de autorización o excediendo los límites de la misma".

Los vecinos de la calle del Clavel, Hortaleza, Reina, plaza de Vázquez de Mella y otras han expresado reiteradamente sus quejas a las autoridades por las molestias que padecen.

A la mayor brevedad

La orden del delegado del Gobierno asegura que en el Ex-Loco "se expenden bebidas y alimentos durante toda la noche", además de "servir de refugio a delincuentes, a los que favorece la adquisición de materiales para la preparación de la droga".La disposición de Segismundo Crespo fue transmitida ayer a la comisaría del distrito de Centro para que funcionarios de esta unidad procedieran "a la mayor brevedad posible" a la clausura del local.

La Delegación del Gobierno proyectaba que el cierre fuera ejecutado anoche, aunque es posible que antes se permitiera al dueño del establecimiento retirar la fruta y otros alimentos perecederos que sirven para fabricar bocadillos.

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Medios policiales aseguran que dentro del Ex-Loco no suele producirse tráfico de drogas, aunque en "sus alrededores hay un constante trapicheo" de papelinas de heroína.

"Los yonkis necesitan beber mucho y acuden a ese bar para aprovisionarse, lo que es aprovechado por los camellos para distribuir su mercancía", explicó un agente.

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