Fascismo

Se trata de fascismo simplemente, ya que Corcuera es intercambiable. Con esa ley que lleva su nombre se pudo haber detenido a Felipe González cuando se llamaba Isidoro y a Tierno Galván y también a él mismo. La Guardia Civil acaba de irrumpir sin mandamiento judicial en la redacción de la revista El Temps; en Barcelona, buscando a uno de sus redactores, y para eso ha efectuado un registro en todos los armarios, ha puesto las mesas patas arriba y ha amenazado a cuantos mostraron una leve resistencia. El redactor ha sido detenido junto con otras 27 personas en una redada contra militantes de Terra Lliure sin más fundamento que la sospecha bajo la orden de Baltasar Garzón, un juez muy popular. Otra vez se habla de torturas que son desmentidas por la autoridad competente con argumentos extraídos del manual franquista. Las personas decentes no tienen nada que temer. Sólo se persigue a terroristas y narcotraficantes. Eso está muy bien. Pero el fascismo es un brazo que va creciendo y nunca se sabe hasta dónde pueden llegar sus garras. Primero se detiene a un terrorista, después a un militante, luego a un simpatizante, más tarde a un primo del narcotraficante, finalmente a un vecino y por último, de madrugada, vienen por usted. Alguien llama a su puerta y ya no es el lechero. En efecto, el mundo está lleno de forajidos, criminales, hambrientos peligrosos, gente desesperada. En medio de la indiferencia general, ése es el estiércol que necesita el fascismo para sacar sus flores más negras. Vivimos un tiempo muy duro: los policías vuelven a ser famosos, algunos jueces ya son héroes. A estas alturas de la vida han comenzado a asaltarme ciertos terrores: tengo miedo a hacer el ridículo ante la muerte, a ser humillado por la enfermedad, a quedarme en una soledad amarilla, pero más que nada tengo miedo a que la apatía frente al poder me mate antes de hora, a que esta apatía sirva de estiércol a ese fascismo sin nombre que llega, el cual me obligará a ser un cadáver decente que va al café.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Hacienda requerirá a Salinas Pliego el pago de 51.000 millones de pesos en enero
Ucrania ataca por primera vez a un petrolero de la flota fantasma rusa en el Mediterráneo
Nikola Jokic, el gigante pasador que supera en asistencias a Kareem Abdul-Jabbar
Los olvidados de Sudán: Viaje al interior de la peor crisis humanitaria del mundo
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”




























































