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La memoria dormida de Goebbels

La publicación del diario perdido del ministro de Propaganda nazi suscita fuertes críticas

El pasado 23 de junio, Andrew Neil, director de The Sunday Times y el historiador David Irving firmaban un peculiar contrato por el que el estudioso ultraderechista proporcionaba al semanario británico importantes fragmentos del diario de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, que habían dormido durante 47 años en los archivos de Moscú. El acuerdo, llevado en secreto, fue desvelado por un periodista de The Independent. El Instituto de Historia Contemporánea de Múnich, que había descubierto los diarios y preparaba su edición, no se explica por qué se ha permitido el acceso de Irving, tergiversador de la historia del nazismo, a estos documentos, cuya publicación comenzó ayer.

Goebbels llevó un diario desde 1924 hasta el 29 de abril de 1945, dos días antes de que él y su mujer mataran a sus seis hijos y después se suicidaran en su bunker de Berlín. Muchas partes del mismo ya se habían publicado, aunque había grandes lagunas relativas al año 1938 y a la Segunda Guerra Mundial.Irving encontró en Moscú, en los archivos estatales, el registro del diario entero en microfichas y placas de vidrio. El pasado mes de mayo, después de negociar en vano con su editor neoyorquino, se puso en contacto con Andrew Neil. Para The Sunday Times, la publicación de una serie de estos artículos podía ser de gran importancia. Pero había un problema: Irving, además de ser un activista de la extrema derecha, había atraído, en 1980, la atención del semanario sobre la existencia de los diarios de Hitler, que luego resultaron ser una falsificación. Finalmente, Neil aceptó la propuesta.

Sobre la autenticidad de los diarios de Goebbels no hay ninguna duda. Irving se aseguró el acceso a los archivos estatales de Moscú. No se sabe si tuvo que pagar por ello. Los rusos aseguraron que ellos no cobraban, y The Sunday Times lo corroboró, aunque regaló a los archivos una lectora de microfichas valorada en 2.500 libras (unas 475.000 pesetas) como "gesto de buena voluntad".

Manos temblorosas

En su primera visita a los archivos le acompañó Peter Millar, periodista de The Sunday Times, que había trabajado para la agencia Reuter en Moscú. Unos días más tarde, después de haber consultado las más de 1. 500 placas de vidrio, equivalentes a 80.000 páginas, Irving se reunió con Neil. "Cuando le mostré una de las placas de vidrio que había sacado prestada de los archivos, la tomó con manos temblorosas. 'Eres la primera persona que la examinas en 50 años'. Neil se dio cuenta de que era la exclusiva mas adecuada para mantener la atención tras la historia de la princesa Diana".

El acuerdo con los archivos consistía en que le fuera permitido a Irving copiar dos placas de 45 páginas cada una y su publicación. Sin embargo, él se llevó muchas más placas a Alemania para copiarlas.

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El 23 de junio, Irving y The Sunday Times firmaban el contrato. El semanario obtenía el derecho a publicarlos por capítulos, e Irving ganaba 75.000 libras más un porcentaje por derechos de autor. La publicación estaba prevista para el otoño. Había que evitar que se filtrase y The Sunday Times debía preparar el terreno para anunciar la colaboración de Irving. El negocio permaneció en secreto menos de dos semanas antes de que Peter Pringle, el corresponsal del diario The Independent en Moscú, reconociese a Irving, lo siguiese hasta el archivo y contara la historia.

La noticia del acceso de Irving a los diarios de Goebbels fue dolorosa para la primera especialista que los identificó, la historiadora alemana Elke Frohlich, del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich, que ya había editado la mayoría de los diarios del ministro nazi de 1924 a 1941. El director del instituto, Horst Moller, había cerrado en julio un acuerdo con los rusos. El instituto podría sacar copias de todo el material y tendría la absoluta prioridad de su publicación. "Nunca estuvimos en condiciones de negar a David Irving el acceso al material; esa labor le correspondía a los rusos", dijo Moller. "Pero, naturalmente, nos alarmamos al enteramos de que The Sunday Times le había encargado el proyecto. En Moscú nos aseguraron que sólo le permitirían leer y hacer copias de dos placas de vidrio. Es evidente que él pudo analizar por su cuenta y riesgo más".

El Instituto de Múnich está preocupado por los posibles daños que haya sufrido el material y por el uso que Irving haga de él. "Irving tiene una clara intención política y no se puede excluir la posibilidad de que pudiese omitir algunas cosas". Según Frohlich, Irving pudo tener noticia del hallazgo de Moscú por medio de alguno de los expertos en Goebbels. "Poquísima gente estaba al corriente del descubrimiento". El viernes 3 de julio, el titular de la información con la que abría The Independent era "Un defensor de Hitler se ocupará de los diarios de Goebbels". La información, con noticias desde Moscú y Londres, hablaba de la misión de Irving y del contrato con The Sunday Times.

"Técnico transcriptor"

Se levantó una ola de críticas contra el periódico por la colaboración de Irving. Neil repitió su argumentación: Irving no era más que un simple técnico transcriptor. Fue inmediatamente contestado por Peter Pulzer, profesor de Ciencias Políticas en Oxford y experto en el Tercer Reich: "Si se encomienda a un editor una serie de documentos que nadie más ha visto, se escoge a la persona en su totalidad".

El viernes por la tarde, Neil declaró que nunca se permitiría a Irving editar los diarios. Lo haría Norman Stone, profesor de Historia Moderna en Oxford, columnista del periódico y experto en historia alemana. Irving insistía en que el contrato decía que él transcribiría los diarios.

The Sunday Times comenzó ayer la publicación de los diarios (un par de meses antes de lo previsto). Pero, después de todo, no tiene la exclusiva. Ayer, el Dady Mail comenzó la publicación de los hasta ahora inéditos diarios de Goebbels desde 1939 a 1944. Éstos les han sido facilitados por el Instituto de Múnich.

Mientras tanto, Norman Stone, el despierto profesor del semanario The Sunday Times, habiendo echado un buen vistazo a los diarios, se ha marchado con su familia de veraneo a Eslovenia y Croacia. En Moscú, los archivos estatales han recibido desesperadas llamadas del Daily Telegraph, que quiere igualar al Mail. Y en el Sunday Times se encuentra la lectora de microfichas que el periódico mandó a los archivos en un "gesto de buena voluntad" y que ha sido devuelta.

La historia a su medida

Los neonazis se dirigen a David Irving como si fuera el führer. Su tesis sobre Hitler y el holocausto se ha ido desarrollando a través de los años. En La guerra de Hitler, publicado por primera vez en el Reino Unido en 1977, afirmaba que el holocausto fue una realidad que Hitler ignoraba e, incluso, se llevó a cabo en contra de sus órdenes.Su última consideración es que "los elementos relativos a la leyenda del holocausto son un engaño". Las cámaras de gas son una atracción turística organizada por los polacos tras la guerra, o también "una invención de la propaganda británica". Lo único que el autor admite es que "probablemente unos cientos de miles de judíos" fueron asesinados y que se cometieron algunas atrocidades.

Nacido en marzo de 1938, hijo de un oficial de Marina, la politización de Irving se produjo en el Imperial College de Londres, en donde estudió Física, pero no llegó a licenciarse. Hacia 1959 se adhirió a la extrema derecha.

Graves "equivocaciones"

En 1963 publicó La destrucción de Dresde, en la que denunciaba la muerte de de 250.000 alemanes. La posterior evidencia histórica le obligó a admitir que los muertos fueron 25.000. Desde entonces, ha cometido graves y reiteradas equivocaciones, que le han llevado a los tribunales. La introducción a la edición alemana de La guerra de Hitler contenía la siguiente consideración: "Muchos documentos son falsos, incluido el diario de Ana Frank. La referencia fue eliminada posteriormente por los editores Ullstein, que tuvieron que indemnizar a la familia de Ana Frank.

Aunque está considerado, incluso por sus críticos, como un fino estudioso y un certero investigador de tesoros históricos, las interpretaciones de Irving y el uso selectivo del material de archivo le han creado una mala reputación entre los expertos de ese periodo histórico. Tras la publicación de La guerra de Hitler en el Reino Unido, The Sunday Times llevó a cabo una investigación sobre el uso que Irving hacía de los materiales de archivo para poder denunciarle. El informe demostró que omitió trozos inconvenientes y falsificado datos.

Sus intervenciones públicas, por las que ha llegado a ganar 100.000 libras esterlinas al año, han llevado a su detención en Austria y Alemania, que le ha prohibido la entrada. En Múnich contravino la ley alemana al negar la existencia de las cámaras de gas, por lo que fue procesado y multado.

Esta información ha sido elaborada por Rosie Waterhouse, Peter Pringle y Charles Oulton, en Londres, y Adrian Bridge, en Alemania.

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