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Álava se divide por sus miñones

Polémica por la integración de la policía foral en la Ertzaintza

"Podía haber ingresado en cualquier otro cuerpo, pero elegí ser miñón porque soy alavés, y ahora me tengo que identificar con una policía que no es la mía, yo no soy ertzaina". Goyo es uno de los 84 policías forales de Álava que optaron en su momento por "servir a la provincia y a su Diputación" y que se sienten indignados porque la Ley de Policía vasca, que el Parlamento aprobará el viernes, les dejará como una simple sección de la Ertzaintza (policía autónoma vasca).

Los miñones se ocupan de custodiar las instituciones alavesas y controlar el tráfico. El proyecto de ley de Policía conseguía en febrero el visto bueno del Gobierno vasco -compuesto por PNV, Partido Socialista de Euskadi y Euskadiko Ezkerra-, después de que cuatro anteproyectos anteriores quedaran aparcados por las dificultades políticas de esta comunidad autónoma. La Consejería de Interior lograba incluso que el texto fuera bien recibido por los sindicatos representados en la Ertzaintza.Ya no hay reticencias ni dudas sobre la capacidad de la Ertzaintza para ser una policía integral, como la define el texto. Pero el rechazo llega desde un sector importante de la sociedad alavesa. En febrero, el CDS, partido extraparlamentario, iniciaba una recogida de firmas, labor continuada por Unidad Alavesa, que ha logrado reunir los nombres de 33.000 ciudadanos con diferentes preferencias ideológicas pero firmes defensores de que el de los miñones siga siendo un cuerpo foral.

Al diputado general de Álava, Alberto Ansola, del Partido Nacionalista Vasco, estas firmas no le preocupan. Fiel a la postura de su partido, Ansola asegura que la coordinación policial prevista en la ley permitirá a los miñones conservar sus derechos a la vez que mejorará el servicio a los ciudadanos.

Será Unidad Alavesa la única fuerza que el próximo viernes presente una enmienda a la totalidad al texto que presente el Gobierno. Unidad Alavesa capitalizará así la defensa de un símbolo para Álava. Será una lucha más dentro de una línea política que le ha convertido en la segunda fuerza de la provincia. De hecho, uno de sus tres escaños en el Legislativo vasco está ocupado por una ama de casa, María Teresa Mendaza, que llegó a la política en defensa de un cuerpo de miñones del que forma parte su marido, Goyo.

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