'El caballero de Olmedo', dirigido por Pasqual, abre el Festival de Aviñón

La 46ª edición del Festival de Aviñón se inauguró el viernes con el estreno, en la Cour d'Honneur del palacio papal, de Le chevalier d'Olmedo, de Lope de Vega, en versión francesa de Zéno Bianu, bajo la dirección de Lluís Pasqual. La representación empezó con media hora de retraso debido a las protestas de medio centenar de trabajadores intermittents -es decir, con contrato temporal- del espectáculo, que ocuparon la Court d'Honneur causando daños de poca consideración a la escenografía de la obra, y que estuvieron a punto de impedir el estreno y de ocasionar la clausura del festival.

Los intermittents amenazaron violentamente al director del festival, Alain Combecque, y a los intérpretes de la obra en el caso de que el estreno se llevase a cabo. La serenidad, y la paciencia, de que hicieron gala los intérpretes de la obra y el propio director del festival, lograron finalmente que los intermittents depusieran su actitud y la obra pudo estrenarse sin más complicaciones.Los intermittents reivindican una serie de mejoras laborales -seguridad social, subsidio de desempleo...- que el mundo del espectáculo galo considera justas y razonables. Sin embargo, hay diversidad de opiniones en lo referente a las acciones emprendidas por los intermittents para llevar a cabo sus reivindicaciones, la más notoria de las cuales es la ocupación, desde el 1 de julio, del Odéon-Théâtre de l'Europe, de París, que dirige Lluís Pasqual, teatro emblemático en cuanto a su condición de, europeo y también por ser un símbolo del mayo del 68. La ocupación ha causado serios problemas al funcionamiento del Odéon-Théâtre de l'Europe y amenaza con obstaculizar la próxima temporada, que se inicia el próximo 20 de septiembre, en el caso de que los intermittents se mantengan en su actitud, según declaró a este periódico Lluís Pasqual.

El estreno de Le chevalier d'Olmedo, que en otras circunstancias hubiese sido el acontecimiento del día, quedó, pues, relegado a un segundo plano. Ante todo, hay que resaltar las tensiones que se vivieron antes del comienzo del espectáculo y el notable esfuerzo que hicieron los intérpretes por llevar a buen puerto la tragicomedia lopesca, sabiendo como sabían que en cualquier momento podía surgir la protesta y la posible interrupción de la función o su brusco final. En tal sentido, fue una representación admirable.

Pasqual, con la ayuda de Ezio Frigerio, convirtió el escenario de la Cour d'Honneur en un campo de trigo a medio segar. Un campo de oro por el que don Alonso, don Rodrigo y don Fernando galopan a caballo. Hermosos caballos, poco integrados al espectáculo, meramente decorativos, y probablemente faltos de horas de ensayo.

La interpretación contaba con Jean-Marc Barr en el papel de don Alonso e Isabelle Candelier, en el de doña Inés. Dos excelentes intérpretes que, sin embargo, no supieron transmitir con suficiente fuerza su pasión amorosa. Más apasionado estuvo Christian Cloarec en el personaje de don Rodrigo.

El triunfador

Pero el que se llevó el gato al agua, convirtiéndose en el verdadero triunfador de la noche fue Jean-Michel Dupuis, que hizo un Tello espléndido, un pelo cabotin si se quiere, pero con una gran fuerza, y muy bien secundado por Evelyne Istria, una actriz con muchas tablas, en el papel de Fabia. El vestuario de Franca Squarciapino, precioso -y carísimo, supongo-, en especial los vestidos de los caballeros toreros cuando rejonean y matan los toros. Espléndidas, también, las canciones de Arrizabalaga.No puede hablarse de un gran montaje pero sí de una representación bastante digna que probablemente mejorará cuando se represente en el Odéon (del 5 de noviembre al 30 de diciembre), en el caso de que el teatro no permanezca ocupado. Al estreno de Le chevalier d'Olmedo asistió el ministro español de Cultura, Jordi Solé Tura, acompañado del director general del INAEM, Juan Francisco Marco. Es la primera vez que un ministro de Cultura español acude a la inauguración del Festival de Aviñón.